Cierre de centrales a carbón

En el contexto del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, nuestro país se comprometió a adoptar medidas para aportar a la reducción de las emisiones de CO {-2} , causantes principales del calentamiento global. Una de ellas fue el compromiso de reducir en un 30% las emisiones de CO {-2} por unidad de producto interno bruto. Una segunda promesa fue la de recuperar 100 mil ha de bosque nativo y reforestar otras 100 mil. En términos del primer compromiso, las principales empresas generadoras y el Gobierno acordaron el cierre programado de las centrales a carbón hacia 2050.

Una empresa consultora del sector eléctrico ha presentado un estudio útil para evaluar las consecuencias de esta medida en el horizonte a 2030. Cabe recordar que el carbón representa hoy -un año seco- el 48% de la generación total, y sus costos son bajos, por lo que eliminar esta fuente de emisiones representa una contribución y sacrificio importante de Chile por el bienestar global.

El estudio compara lo que ocurriría en el horizonte 2019-2030 si no se hubiera tomado la decisión de cerrar las plantas a carbón, en contraste con el caso en que se cierre la mitad de las plantas a 2035. A ese año se habrían acumulado cierres por 2.750 MW de capacidad térmica de carbón. El CO {-2} generado por el sistema eléctrico proviene en un 98% de plantas a carbón. Los resultados de la simulación muestran que los efectos comienzan a verse hacia 2030, cuando ya habría cerrado un 25% de la capacidad termoeléctrica basada en carbón. Las emisiones de CO {-2} caerían entre 17 y 20%, dependiendo de si es un año seco o lluvioso.

El precio spot de la electricidad el año 2030 subiría entre 10 y 14%, dependiendo nuevamente de si es un año lluvioso o seco, dado que la mayor disponibilidad de energía hidroeléctrica requiere recurrir menos a centrales que usan gas natural -más caras- para reemplazar las centrales a carbón cerradas. El efecto sobre los precios debería seguir acentuándose a medida que sigan saliendo plantas a carbón del sistema y se deba recurrir más a menudo a centrales a gas de ciclo combinado, de mayor costo de operación. Dados los mayores precios esperados, habría más inversión en renovables no convencionales, esperándose que la generación proveniente del sol y del viento aumente desde un 20% en el escenario sin cierre a un 24% del total de la energía eléctrica.

Otro efecto recae en las tarifas en las comunas en que operan plantas a carbón y que exportan energía al resto del país. El gobierno pasado implementó una compensación para las comunas que sufren las consecuencias ambientales de estas centrales. Esta consiste en una reducción en los precios de la energía, la que puede ser sustancial en algunas comunas. El cierre de las plantas, por contrapartida, eliminará el descuento que recibían por la energía, y esta será más cara en esas comunas, no solo porque subirá la energía para todos, sino porque ellos dejarán de recibir la compensación por acoger las plantas. En resumen, el estudio en comento es útil para comenzar a comprender el costo de nuestras decisiones de política energética, las que reconocen los costos ocultos de usar combustibles fósiles.

(ElMercurio)

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