Emprendedores crean esferas antinebulizantes que atrapan la neblina ácida en la minería

La corrosión química de los metales se genera debido a que estos tratan de tener la menor energía posible dentro de sus enlaces químicos. Esa condición de menor energía se produce ya sea dando o entregando electrones de sus órbitas externas.

Así las cosas, si un metal al mezclarse con otro elemento -ya sea este sólido, líquido o gaseoso- logra bajar su energía final, la corrosión tiene lugar.

En la actualidad, para evitar la corrosión química son utilizados materiales que previenen lo anterior mediante el recubrimiento con revestimientos que evitan el contacto del metal con el elemento que lo induce a la corrosión.

No obstante, en las plantas de refinación de metales por medio de energía eléctrica continua se producen reacciones químicas secundarias que implican la generación de oxígeno gaseoso, el cual abandona el reactor donde se produce la refinación arrastrando micro-gotas del líquido usado en la refinación de estos.

El líquido que emana a la superficie (micro-gotas de ácido sulfúrico) posee condiciones corrosivas, generando lo que se denomina «neblina ácida». Todo esto provoca que todo el entorno de las plantas refinadoras sea sometido a corrosión química.

En Chile, estas operaciones de refinación se dan en las plantas que tratan óxidos de cobre (tales como R. Tomic y G. Mistral de Codelco, Minera Escondida, Spence y Minera Zaldívar, por mencionar algunas), así como en otros metales como el cobalto y el cromo.

A raíz de esto, unos emprendedores chilenos desarrollaron unas esferas antinebulizantes de última generación llamadas EFAN. Dichas esferas son puestas sobre la superficie de las celdas electrolíticas para evitar que la neblina ácida salga al medio ambiente.

Ignacio Hernán Muñoz, gerente técnico de EFAN, explica que esto es posible gracias al desarrollo de una superficie hidrofílica que permite la captura de la micro gota antes de que esta salga a la superficie, atrapándola gracias a la coalescencia electrolítica entre la superficie de las esferas y la micro gota de electrolito.

«Ello permite no solo la reducción en las tasas de corrosión de instalaciones y equipos al interior de las naves electrolíticas, sino que también reduce los niveles de neblina ácida a la que están sometidos los trabajadores y el medio ambiente».

( El Mercurio)

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