Medioambiente: un inesperado protagonista

La paralización de Dominga, la Ley de Fomento al Reciclaje, la suscripción de Chile al Acuerdo de París, además de la adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible como directriz de crecimiento país y la mayor creación de áreas protegidas de la historia, son parte del legado que dejará la segunda administración Bachelet.

“Las futuras generaciones nos medirán no sólo por el crecimiento económico que alcancemos y sus consiguientes proyecciones sociales, sino también por nuestra capacidad de enfrentar este desafío”, dijo la Presidenta Michelle Bachelet durante la primera intervención de este Gobierno en la Cumbre del Clima en 2014. A poco más de tres años de ello, el cuidado por el entorno se convirtió en un sello de la administración Bachelet que la llevó a tensionar su relación con el mundo privado con casos como Dominga. Precisamente, tras ese caso, las materias medioambientales cobraron un protagonismo inesperado, destacando su figura a nivel internacional.

La administración daba sus primeros pasos con tibios compromisos en materia energética (sujetos a apoyo internacional). Sin embargo, con el devenir del tiempo, la novel cartera de Medio Ambiente empezó a tomar carácter y con ello, protagonismo. De la mano de Pablo Badenier y, posteriormente, Marcelo Mena, llegaron leyes como la de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) que más allá de definir artículos prioritarios que debían ser reciclados, promovía un modelo de desarrollo en que los residuos pasan a ser un recurso de valor, incorporándolos nuevamente a la cadena de producción como materia prima o energía. De esta manera, se buscaba avanzar como país hacia una economía circular, modelo predominante en países desarrollados. A pesar de que actualmente se han aprobado dos reglamentos, Pablo Badenier, ex ministro del Medio Ambiente cree que aún falta. “La industria debe hacer una inversión importante y coordinada en infraestructura urbana que facilite la recolección diferenciada y puntos de recepción en espacios públicos”, señala Badenier.

El crecimiento de la cartera a lo largo de los cuatro años también se tradujo en materia presupuestaria. Los recursos aumentaron 47,83% respecto del primer año. Eso permitió, por ejemplo, la implementación de 14 planes de descontaminación.

Apuesta por conservación

Según el informe de la OCDE, “Valuation of Biodiversity Benefits”, el medioambiente es uno de los cuatro ejes de bienestar social, tan importante como la economía. En ese contexto, la apuesta de Bachelet fue de menos a más. Uno de los primeros pasos fue la declaración “Because The Ocean”, hecha en conjunto con Francia y Mónaco. Con ella se buscaba hacer un llamado a la acción para combatir los efectos del cambio climático en el océano. Este precedente daría pie a que en los siguientes tres años, Chile se convirtiera en el país con el mayor porcentaje de sus costas con algún tipo de protección. Fue esta visión la que convertiría a Bachelet en la primera mujer en recibir el máximo galardón ambiental de la ONU, siendo denominada como “Campeona de la Tierra”. En territorio continental, las áreas de protección también aumentaron. De hecho, en enero firmó los decretos que crean la Red de Parques Nacionales de la Patagonia, legado del fallecido Douglas Tompkins. Dividido en ocho áreas, involucran 4.519.713 hectáreas. De esta manera, los parques nacionales aumentarán su superficie en 38,5% y alcanzarán un 81,1% del total de áreas protegidas en Chile. Para la gestión adecuada de estos entornos, los expertos ven en la creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegida la clave. Sin embargo, su formalización está sujeta a la aprobación de la ley que fue ingresada por el Ejecutivo en 2014 y que aún está en trámite.

Uno de los grandes hitos se produjo en septiembre de 2015, cuando Chile adoptó un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo. Cada uno de los 17 objetivos tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años y que servirán como guía para nuestro país.

Considerado como uno de los logros más importantes en materia ambiental en la historia, el Acuerdo de París es el mayor pacto multilateral para poner freno al cambio climático, tratado con el que Chile se comprometió a “realizar esfuerzos” para limitar el aumento de la temperatura del planeta en un 1,5° como máximo.

El protagonismo de Mena

Luego de que Badenier renunciara a la cartera para apoyar la candidatura de Goic, asumiría Marcelo Mena, quien hasta ese entonces se desempeñaba como subsecretario. Proveniente del mundo académico y sin estar fichado por algún partido político, a cinco meses de su llegada enfrentaría uno de los momentos más duros: la paralización del proyecto minero-portuario Dominga, luego de que el Comité de Ministros considerara que no se hacía cargo de manera adecuada de los impactos al medioambiente y que tendría como consecuencia la salida del equipo económico con la renuncia de Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes. Sin embargo, lejos de “quitarle el piso”, la Mandataria daría declaraciones indicando que “hay gente que cree que si uno se preocupa por el medioambiente la economía no va a poder seguir creciendo. Y sí puede, solo hay que ponerse otros anteojos”.

Desde su llegada, Mena rápidamente empezó a ganar espacio dentro del gabinete. En algunos actos oficiales, sentado junto a la Presidenta se les veía conversar de manera distendida. Es que para algunos, Mena encarna la visión de Gobierno que Bachelet quiere dejar en los chilenos: una administración cercana que no sólo se preocupaba de las cifras, sino del bienestar del entorno y las personas. Otros creen que al potenciar la arista medioambiental, lo que hace el Gobierno es desviar la atención del ritmo de crecimiento del país. De hecho, el propio Ricardo Lagos manifestó que “la tarea número uno de Chile es crecer, lo demás es música”.( Pulso)

 

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