Sobreviviente del «Polvorazo» de Chuquicamata relata detalles en tragedia de hace 50 años

Explosión ocurrió un 5 de septiembre de 1967 y dejó 22 muertos en Chuquicamata.

A las 8.57 horas de un día como hoy pero de hace medio siglo, un estremecedor sonido, similar a un relámpago, despertó a los habitantes de Chuquicamata y Calama. Al instante, desde la mina brotó una gruesa columna de humo y tierra que nubló a la población aledaña al mineral.

Dos camiones cargados de explosivos para la preparación de tiros (para remover la tierra) reventaron, desintegrando a 22 de los 25 trabajadores que se encontraban en esa área. A 50 años del fatal episodio, uno de los tres sobrevivientes recordó a sus colegas caídos.

«Fue fruto del azar. Estábamos en el área de la explosión junto con los 22 amigos caídos. De no ser porque uno de ellos necesitó que le trajéramos una lanza, tal vez hoy habría un solo sobreviviente y 24 víctimas», contó el exminero.

Dinamita

Hoy es recordada la tragedia conocida como «Polvorazo», donde 22 mineros perdieron la vida en el mineral de Chuquicamata en 1967, en uno de los accidentes laborales más grandes de la historia del país.

Entre la cuadrilla de cargadores que transportaba los explosivos y preparaba las tronaduras en el área del accidente, se encontraba Pedro Reinoso Salazar, en ese entonces de 27 años, oriundo de Domeyko.

«El día anterior cargamos dos camiones de alto tonelaje con amongelatina (dinamita) y otros explosivos para las obras del siguiente día. Nos llamó la atención la concentración de gas que había al interior del polvorín (lugar donde se guardaban los explosivos), ya que el material llevaba tiempo guardado», explicó Reinoso.

A las 6 horas de ese fatídico martes, Reinoso tomó la micro para viajar a Chuqui. Ahí desayunó con su cuadrilla de trabajo y después se dedicaron a las labores para preparar los tiros de esa jornada.

«Comenzamos a terminar algunos hoyos, para después llenarlos de pólvora y otros explosivos. Para realizar estas maniobras utilizábamos palas y lanzas de bronce, ya que ese metal no produce chispas y obvio, como trabajábamos con explosivos, teníamos que evitar cualquier tipo de combustión», aseguró.

Milagrosa coincidencia

Reinoso recordó que se encontraba cavando cuando le enviaron, junto con otro colega, a buscar más palas de bronce a un camión que se encontraba en la entrada de la faena.

«Buscamos las palas y volvimos. Ahí, Luis Sola Escutti nos dijo si le traíamos una lanza porque debía remover una roca. Mi compañero que era Benedicto Domínguez le dijo ‘anda voh po, flojo’, pero le insté a que fuéramos», contó Reinoso.

Ambos dejaron las palas en la faena y volvieron al camión a buscar algunas lanzas. Las tomaron y dieron media vuelta para retornar al área.

«Dimos unos cinco pasos y de repente volamos hacia atrás. Acto seguido un estampido brutal nos ensordeció y comenzó a llover rocas y piedras. No sabíamos qué pasaba, todo era confusión. Además nada se veía, todo era una masa de humo, tierra y fuego», dijo el sobreviviente.

Víctimas

El «Polvorazo» mató en el acto a Enzo Guerrero, Ramón Puelle, Héctor Pizarro, José Díaz, David Zepeda, Luis Tapia, Oscar Soza, Geroncio Oliva, Jorge Villalobos, Luis Alburquenque, Jorge Castro, Luis Galleguillos, Maximiliano Peredo, Pedro Vargas, Luis Sola, José Carvajal, Arturo Castro, Pedro García, Juan Rojas, Oscar Mendizábal, José Saavedra y Felipe Rojas.

Sobrevivió Reinoso y Benedicto Domínguez, quienes quedaron con hematomas y trauma auditivo. También el portero Pedro González.

«Salí del Roy H. Glover y viajé a ver a mi esposa y mis tres hijos. Los abracé y lloré. Juré que nunca los volvería a dejar solos», concluyó Pedro Reinoso, quien actualmente tiene 76 años, cuatro hijos, siete nietos, tres bisnietos y trabaja como taxista en Antofagasta.

horas es el registro exacto de la explosión que registró el reloj de Luis Tapia Ovalle, una de las víctimas fatales.8.57( El Mercurio de Antofagasta )

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