Juan Carlos Martínez, presidente de Asimet: «El país necesita que nos pongamos de acuerdo en que tenemos que crecer»

juan carlos asimetLa industria metalúrgica y metalmecánica vive momentos complejos, pero al mismo tiempo desafiantes. Luego de un 2015 bastante bajo, los primeros meses de este año parecen traer mejores augurios para el sector.

Juan Carlos Martínez, presidente de Asociación Chilena de Industrias Metalúrgicas y Metalmecánicas (Asimet), cuenta que el año de mayor producción del sector metalúrgico metalmecánico fue el 2007. Comparado con esto, el año 2015 fue un 32,1% más bajo. En tanto, los primeros cuatro meses de 2016 registran un aumento en los niveles de producción física de un 8% con respecto del mismo período de 2015.

«Si bien esta es una tendencia positiva, se debe tener en cuenta la baja base de comparación; hemos experimentado resultados negativos durante los últimos tres años, siendo este el ciclo negativo más extenso del sector», dice el representante de Asimet.

Y añade que la proyección de crecimiento para este año es de un 3% respecto del año 2015.

«Esperamos que lo registrado los primeros cuatro meses de este año sea un cambio de tendencia y una estabilización», comenta, y se refiere con pesar a los cierres totales o parciales que han tenido que experimentar importantes industrias, y en algunos casos la reconversión de algunas empresas manufactureras a comercializadoras de las mismas especialidades pero importadas.

Las razones
de la baja

Martínez dice estar preocupado por el efecto que esto representa en el empleo;  el año 2007 el sector daba trabajo a 192.000 personas, en  2015 solamente a 172.000 y la cifra sigue bajando.

«Los factores que explican esta desaceleración son, en primer lugar, la postergación -y en algunos casos la paralización- de proyectos de inversión en sectores claves como la minería, infraestructura y otros. El 20% de lo que producen nuestras empresas tiene como destino la minería», dice.

También menciona que las reformas, algunas de las cuales se están implementando y otras por implementar, han producido confusión, incertidumbre y desconfianza y por lo tanto muchas inversiones del sector privado están paralizadas, esperando.

«Además, tenemos una escasez de mano de obra calificada tanto en habilidades duras como blandas. Junto con esto, podemos mencionar el costo de la energía, que hasta el año pasado era excesivo comparado con el costo en países vecinos, y en general con el resto del mundo, y la falta de infraestructura, especialmente en transporte. Todos sabemos el tiempo que se pierde en Santiago para circular, lo que incide directamente en la productividad de las empresas», dice Martínez.

Por último, señala, a nivel país se respira un ambiente negativo contra la empresa en general, lo que hace que buena parte del empresariado se mantenga en compás de espera, en alerta, esperando que cambie la actitud de «todos contra la empresa». «El país requiere que nos pongamos de acuerdo en que necesitamos crecer para poder tener bienestar que ofrecer a todos», dice.

Y añade que es difícil proyectar un crecimiento cuando se está en compás de espera, pero quieren pensar en que todos «remarán el bote juntos», y esto tendrá que resultar en crecimiento para los próximos años.

-Ustedes han alertado también sobre una pérdida de productividad debido a que el producto importado está reemplazando al nacional.

«Efectivamente, y esto tiene dos aristas. Por una parte, por razones internas, porque muchas empresas necesitan renovarse en cuanto a su productividad, bajando costos y ofreciendo productos con mejores atributos, adoptando distintos modelos de negocios, en fin, actualizándose. Pero también es importante señalar que se ha constatado competencia desleal en el sentido que se han detectado casos de dumping o subsidios que han provocado importaciones de volúmenes masivos que amenazan con la paralización de producciones nacionales, como el caso de la siderurgia, lo que a su vez ha significado la implementación de salvaguardias a productos que son insumos para la industria metalmecánica que forma parte de la cadena de valor aguas abajo, y que se perjudica gravemente por los aranceles aplicados a esta materia prima, lo que causa que estas industrias nacionales queden fuera de competencia con respecto a las importaciones de productos finales. También se ha verificado que algunos productos que se importan no cumplen con las normas técnicas, que sí se les exigen a los productos nacionales».

-Para ustedes, como Asimet, ¿qué medidas se deberían tomar para revertir este bajo crecimiento?

«En primer lugar, tanto el Gobierno como todos nosotros, debemos adoptar una actitud pro-crecimiento de la economía, no solo con retórica sino con hechos concretos. En segundo lugar, despejar las incertidumbres para que retorne la confianza y, consecuentemente, las inversiones. Tenemos que volver a trabajar en paz y no con sobresaltos y sorpresas negativas para el emprendimiento. En tercer lugar, incentivar la inversión local y extranjera en manufactura. Hoy, los países emergentes, y especialmente nuestros vecinos, compiten por inversión y tenemos la sensación de que Chile se está quedando atrás en este aspecto».

MAYOR
DIVERSIDAD

A juicio de Juan Carlos Martínez, Chile necesita tener una variedad aceptable de productos transables para exportar. Estos productos deberían ser sofisticados y de alto valor agregado, de esta manera podemos darle mucho más valor a nuestra mano de obra, lo que produciría mejores remuneraciones y, por lo tanto, mayor bienestar.

Y destaca que Chile es un país en el que la minería es de las más importantes del mundo, especialmente la del cobre. La agricultura y la industria alimenticia también es de relevancia mundial, como también la industria forestal y pesquera.

«El desafío de la industria metalmecánica es proveer de más productos y soluciones a estas industrias nacionales, porque teniendo aceptación en ellas podemos asegurar que tendremos productos exportables. Esto se consigue acercándonos a nuestros clientes para co-crear con ellos en la solución de problemas con productos y servicios de alta eficiencia y calidad», concluye.( El Mercurio)

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