Con más de 4.300 kilómetros de costa, Chile es territorio fértil para el desarrollo e implementación de tecnologías ligadas a la energía marina. Se trata de una fuente de poder menos desarrollada, pero que si se aprovecha de manera adecuada permite reemplazar gran parte de la demanda mundial de energía eléctrica, o de agua potable o de riego. «Existen dos áreas fundamentales donde se deben focalizar las competencias. La primera, se refiere a las distintas especializaciones tecnológicas de la ingeniería como la metalurgia, los compuestos, la electrónica de potencia, transferencias de datos (…). La segunda tiene relación con la adaptación de estas tecnologías o técnicas en las operaciones marítimas», dice Luc Martin, director ejecutivo del Centro de Investigación e Innovación en Energía Marina (Meric, por su sigla en inglés).
El experto asegura que tanto el Gobierno como el sector privado y las universidades tienen ya conocimientos y experiencia ligada al océano, y que ahora la próxima etapa es reorientar esos conocimientos y capacidades a la energía marina renovable. «Chile tiene la oportunidad única de integrarse en el sector de la energía marina, aprovechando dichas competencias y colaborando a nivel mundial con actores de países desarrollados como Japón, Francia, Reino Unido, Estados Unidos o Canadá», dice.( El Mercurio )