En Ventanas, añosos cipreses llevan registro de alta contaminación por metales pesados

eucaLa naturaleza escribe esta historia todos los años. En el crecimiento de los anillos de los árboles queda «anotada» la cantidad de lluvias: si fue un año seco, el anillo es muy angosto; si fue muy húmedo, más ancho.

Es un registro natural que sirve para estudiar el clima en series de varias décadas, tanto como lo permita la longevidad de la especie y la nitidez de sus anillos. Pero, además, en zonas urbanas e industriales captan interés ejemplares antiguos que almacenan las señales de la contaminación ambiental por metales pesados y otros compuestos químicos.

Para descifrar esas huellas, un equipo de investigadores del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) ha estado trabajando desde hace tres años en la zona de Ventanas-Puchuncaví, en la Región de Valparaíso, conocida como una de las áreas más contaminadas de Chile.

A unos cinco kilómetros de la refinería de Ventanas y de la zona industrial de Puchuncaví, que hoy reúne a unas 19 empresas, los científicos hallaron a varios testigos vivientes de las emisiones. Se trata de un grupo de cipreses ( Cupressus macrocarpa ), una especie foránea muy resistente y adaptable que se planta en zonas costeras.

«Una de las dificultades para realizar este muestreo fue encontrar árboles viejos», explica el investigador principal Ariel Muñoz, del Laboratorio de Dendrocronología y Estudios Ambientales de la PUCV, quien inició la primera fase de este trabajo junto a la U. Federico Santa María. Cuenta que siguen buscando ejemplares de 100 o más años que les permitan reflejar las condiciones ambientales previas a la instalación de industrias, en 1960.

El citado grupo de cipreses de 60 años reunía los rasgos para el muestreo: tenían en conjunto un crecimiento sincronizado determinado por las condiciones del clima. No eran regados y crecían bajo condiciones similares.

Toma de muestras

Para tomar la muestra de una serie de anillos se utiliza un taladro manual que penetra hasta el centro del tronco y permite extraer muestras de no más de 5 milímetros de diámetro, sin dañar el árbol. Esta delgada varilla será tratada en laboratorio para extraer la información.

La tarea se hizo en unos 40 árboles, para luego seleccionar solo cinco tarugos que fueron enviados a análisis químicos al Arizona Laboratory for Emerging Contaminants (ALEC), de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, un centro especializado en investigar la presencia de metales pesados. Sus responsables usan tecnología de alta precisión para detectar concentraciones pequeñas de contaminantes en el ambiente.

Se buscaron varios elementos químicos; entre ellos, metales como plomo, cobre, molibdeno, zinc y arsénico, cuya presencia ha sido detectada en niños y trabajadores de zonas urbanas y semirrurales como el poblado de La Greda.

Hallazgos

En los análisis se pudo comprobar que el plan especial de descontaminación de 1993 para dióxido de sodio y PM10 (material particulado grueso), aplicado a la refinería y a la termoeléctrica de Ventanas, no parece haber afectado la carga de metales en el ambiente, explica Ariel Muñoz. Esta sí empieza a disminuir a partir de 2007, cuando la norma se vuelve más exigente y se incluye el material PM2,5, de partículas respirables.

Como control, se hizo una comparación con árboles muestreados en Isla Negra, al sur de Ventanas (ver gráficos). Y se comprobó que en el caso de Isla Negra, las concentraciones de metales son mucho más bajas e inexistentes en algunos casos.

Ahora trabajan en Antofagasta (ver nota relacionada) y Santiago. Según destaca el investigador, este tipo de estudios sería muy útil en cada ciudad de Chile porque permitiría contrastar si hay o no efectos con medidas adoptadas en distintos períodos para reducir contaminantes del transporte e industrias y mejorar la calidad del aire. Los anillos de los árboles llevan el registro histórico del ambiente.( El Mercurio )

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