¿Puede empeorar el precio del cobre?

juan carlosDespués de casi cinco años de tendencia a la baja, el precio del cobre ha acelerado su descenso en los últimos meses, acercándose a los límites de costo de producción que históricamente han demostrado ser la barrera de contención en crisis similares a la que hoy experimentamos.

Pero a pesar de ello, la mayor probabilidad es que aún no hayamos visto el precio más bajo del actual ciclo. La primera razón es que a pesar de la crisis que afecta a una porción significativa de la industria del cobre, aún no ha habido suficientes recortes de producción que permitan estabilizar los balances de oferta/demanda y con ello cambiar el sentimiento de los actores del mercado.
Acudiendo a la historia, es posible que un nivel de precio en torno a los US$ 1,8 por libra (US$ 4 mil por tonelada), active un proceso de ajuste de la oferta que sí permita equilibrar el mercado.

Más allá de este factor, otros aspectos de la economía mundial apuntan a un panorama complejo en los próximos meses, lo que ciertamente impactaría al cobre, que es una de las materias primas más relevantes y transadas del mundo.
La caída en el precio del petróleo está teniendo consecuencias mucho más profundas que las anticipadas. El efecto deflacionario que conlleva hace muy difícil pensar en cualquier recuperación de los precios de otras materias primas como el cobre mientras persista el espiral bajista del petróleo. Además, su gravitación en los mercados financieros asociados a las materias primas es gigantesco, por lo que su destino genera un efecto de arrastre para las demás. Y precisamente es el impacto financiero global de la caída del petróleo lo que más daño está produciendo, ya que la desestabilización de economías adictas a ingresos extraordinarios provenientes del oro negro, amenaza con gatillar una creciente ola de default, con el riesgo de generar contagios relevantes en el mundo financiero internacional.

Las dudas sobre la economía china juegan un papel central en las negativas perspectivas de la economía global. La desconfianza sobre las cifras oficiales está creando una crisis de credibilidad que alimenta a su vez movimientos especulativos que derrumban sus principales indicadores cada cierto tiempo. Hoy la expectativa está puesta en una forzada devaluación del yuan, lo que de producirse generaría un gran impacto en la economía mundial.

Detrás de todas estas variables está la ausencia de motores para el crecimiento económico mundial, la cual ha sido bautizada con diferentes nombres, como “la nueva mediocridad” en palabras de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. En efecto, después de la gran crisis financiera internacional del año 2008-2009, el mundo se ha quedado sin países impulsando el crecimiento, ya que China, que acudió en ese momento como salvavidas global, no puede jugar más ese rol y se encuentra hoy intentando reformar su economía. Pero tan o más importante que ello es que comienzan a existir dudas respecto a la sustentabilidad del crecimiento de EE.UU., ya que el bombeo de dinero barato que permitió la recuperación puede haber generado estructuras artificiales que no se sostendrán fácilmente en la actual fase de la economía estadounidense y global.
Mientras no se reactive alguno o algunos de los motores de crecimiento global, o al menos no se despejen las dudas de su correcto funcionamiento, la incertidumbre seguirá instalada y los riesgos a la baja en los precios de los activos seguirán latentes.

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