Chile 2050: 100% de energía renovable

eolica y fotoTengo que hacer una confesión: hasta hace poco tenía mis serias dudas de que el planeta estuviera viviendo un proceso de calentamiento global con un cambio climático asociado. Mis dudas provenían de dos vertientes; la escasa muestra estadística, que hace poco representativo cualquier cambio que se estuviera produciendo, y, por otra parte, algunos voceros muy ideologizados que hacen desconfiar del mensaje.

¿Qué me hizo cambiar de idea? Profundizando en la universidad algunas materias referidas a las energías sustentables, descubrí una información extremadamente importante con algunos datos duros imposibles de ignorar.

El primero de ellos es simple y fácil de repetir. Si uno replica un sistema gaseoso que imite la composición de la atmósfera y altera la concentración de CO {-2} , obtendrá como resultado una equivalente alteración del denominado efecto invernadero.

El segundo de ellos me resultó sorprendente. Sacando muestras de hielo de las diversas capas de hielo antártico, se logró determinar en las burbujas de aire atrapadas la composición de la atmósfera, lo que unido a las características de esos hielos permitió determinar su edad. De esta forma fue posible correlacionar la composición de la atmósfera con la temperatura de la Tierra por, al menos, los últimos 700.000 años.

¿Qué se descubrió? Primero, algo esperable, una correlación entre la concentración de CO {-2} y la temperatura del planeta, y, segundo, que en el pasado nunca hemos sobrepasado las 300 partes por millón (ppm) de CO {-2} en la atmósfera. Para alarma de nuestra Tierra, hoy estamos bordeando las 400 ppm de CO {-2} y en aumento, debido al uso intensivo de las energías fósiles.

¿Cuáles serán los efectos? Se han realizado numerosos modelos atmosféricos, con resultados diversos, pero todos apuntan a un aumento en la temperatura media, un aumento en el nivel del mar y variados trastornos atmosféricos. Todo lo cual tendrá insospechados impactos en la población, como migraciones masivas.

¿Qué debemos hacer? Caminar lo más rápido posible para reducir nuestras emisiones a su más mínima expresión. Chile ha iniciado acciones en esta dirección, como la ley 20/25 que fomenta la introducción de Energías Renovables No Convencionales con una meta de 20% al año 2025, como también un fuerte empuje a la eficiencia energética.

¿Es esto suficiente? Sin duda que no. Sin embargo, dada la intermitencia de las principales fuentes de estas energías, como son la solar y la eólica, hay un límite técnico para no alterar la seguridad del sistema que no permite sobrepasar una cierta cuota, puesto que es necesario el debido acompañamiento de centrales de base, como lo son las que utilizan carbón, petróleo, gas e hidráulicas de embalse.

Sin embargo, las tecnologías a carbón son las menos flexibles, además de contaminantes, en cambio en el otro extremo, las hidráulicas de embalse son extremadamente flexibles y perfectamente renovables. Esto significa que mientras mayor sea la potencia en hidráulicas de embalse, mayor podrá ser la cuota posible de producción de energía del sol o del viento. A lo anterior se suma que Chile es el único país del mundo que discrimina la energía del agua como si esta no pareciera también renovable.

Por nuestra condición topográfica, Chile tiene la peculiaridad de poseer condiciones para centrales hidráulicas con muy baja inundación en proporción a su potencia. Si a lo anterior agregamos que el país tiene características muy generosas en radiación solar, recursos eólicos, y el día de mañana en geotermia y energía undimotriz, debemos revalidar con prontitud la hidráulica de embalse.

Tenemos que caminar a una matriz de energía con renovables como la solar, eólica, hidráulicas de pasada, y otras intermitentes con un respaldo en energía hidráulica de embalse donde a futuro se podrán sumar la geotermia o la concentración solar cuando estas tecnologías hayan madurado lo suficiente.

La diferencia entre un sueño y un objetivo no es más que una fecha.

Por esto me gustaría que nuestra sociedad se uniera en un objetivo común, que no es otro que convertir a Chile en un país donde toda su producción de energía sea realizada en forma renovable sin apellidos y dado que las unidades térmicas vigentes van a concluir su vida útil en a lo sumo 30 años más, me parece que la fecha adecuada debiera ser el año 2050 y así convertir a nuestro país en uno ambientalmente amistoso y limpio.

A mi modo de ver, tenemos esta urgente obligación para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.

José Luis Domínguez Covarrubias
Ingeniero civil( El Mercurio )

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