Minería y crecimiento, por Gustavo Lagos

gustavo lagosPara la industria minera del cobre chileno 2015 ha sido un año de profundos cambios debido a la reducción del precio del cobre en 26% desde enero. Hace ya tres años que está claro que el superciclo esta en retroceso y que ahora vuelven los ciclos.

Ventas de empresas, cierre de faenas, aumento de la ley media de los minerales extraídos, reducción de producción en numerosas minas, reorganización interna, reducción de personal por doquier, racionalización de los contratos externos, congelamiento de los sueldos de ejecutivos y directorios, fin a los gigantes bonos de término de conflicto, retraso de las inversiones, y ralentización de nuevas contrataciones, son las principales medidas que adoptaron todas las mineras. Y están funcionando. 

Dichas medidas junto a la desvalorización del peso y a la reducción global de los costos de insumos para producir cobre indujeron a una reducción de cerca de 10% de los costos para la industria chilena en lo que va de este año. Y ello continuará en 2016.

Lo que ocurrió en los últimos meses constituyó un golpe fuerte, especialmente para el empleo, pero en pocos meses ya hay un cambio en la mirada. Los ejecutivos mineros saben de los ciclos de precio y hay un menú de medidas que se utilizaron ya en crisis anteriores. Los próximos dos años serán de bajos precios del cobre, pero de una visión optimista. Porque lo que viene después es potente, con grandes inversiones, y con una convicción renovada de lo que hay que hacer.

Lo que está realmente en crisis es la mirada de muchos chilenos que carecen de conocimiento histórico y que claman por la diversificación, por la industrialización, y por la innovación, deplorando el bajo nivel de aporte fiscal actual de la minería. Es como si quisieran borrón y cuenta nueva.

No saben que en los ‘90 y hasta 2004 el cobre representaba cerca del 30% de las exportaciones del país, y que sólo gracias al precio gigante del superciclo dicha participación subió a más de 50%, pero ahora retrocede nuevamente. Tampoco parecen reconocer que la política de desarrollo chileno fue y sigue siendo neutra respecto a la industrialización y que la joven política de innovación tecnológica nunca ha despegado en cuanto a sus resultados.

Lo que pasa es que la fiesta del superciclo llevó a una mayoría del país a exigir metas como educación gratis para todos y otras, que fueron siempre imposibles de lograr en el corto plazo, porque la riqueza del superciclo era transitoria. Igual este nos dejó enormes beneficios, como un mayor nivel de vida y fondos soberanos importantes. 

Pero ahora, para ganar más hay que trabajar mejor. Un estudio de la UC muestra que dos tercios de los 36 nuevos grandes proyectos mineros que hay en el país son altamente competitivos a nivel global y que si superamos la conflictividad y la desconfianza que impera actualmente en nuestra sociedad, la minería volverá a ser en los próximos diez años la mejor base del desarrollo económico, tecnológico y social. Ello no depende ya sólo del mercado sino también de nosotros mismos.( La Tercera )

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