En Miami y celebrando sus 70 años vivió ayer Julio Ponce uno de los días, quizás más importantes de la larga era que lleva a cargo de SQM, la minera no metálica por la cual ha dado innumerables batallas por su control.
Sin embargo, ese control podría llegar a su fin prontamente porque Ponce, alejado formalmente de la empresa desde que dejó su directorio en abril pasado, parece estar dispuesto a cederlo.
Ponce ha dicho a sus cercanos que ese proceso no se trata necesariamente de una venta de su control. Más, bien, ha aclarado, tiene que ver con buscar opciones para pagar la abultada deuda que arrastra Oro Blanco y que hace pocas semanas refinanció para, como ha reconocido, “seguir pedaleando” económicamente.
Parte de esas opciones podrían tener que ver con obtener mejores condiciones de financiamiento en la emisión de futuros bonos o en la renegociación de los actuales. O también, con la asociación con otra empresa, como ya lo hizo en 2001 con Yara, cuando enfrentaba otra crisis financiera producto de la baja en los precios del yodo.
Sin embargo, desde el entorno del empresario y operadores de mercado que han trabajado con él, creen que el paso que dio Oro Blanco el jueves no tiene camino de regreso y que lo más probable es que Julio Ponce esta vez sí venda sus acciones y ceda definitivamente el control de la minera no metálica ¿La razón tras ello? Nuevamente, la abultada deuda de Oro Blanco y el desgaste de años de luchas por mantener el control.
Los recursos que obtenga vía ingreso de un socio a Oro Blanco o con la venta de las acciones de Pampa Calichera, irán como primera opción, dice una fuente que conoce de la operación, a pagar deudas ¿Y por qué Oro Blanco y no otra sociedad cascada? Porque esta empresa tiene el 88,6% de la propiedad de Pampa Calichera, la que, a su vez, controla el 17% de las acciones serie A de SQM, las con mayor poder político en la mesa de SQM; y el 2,6% de la B.
Las deudas
Dentro de las deudas que registra directo Oro Blanco, suman dos créditos con Corpbanca: uno por US$ 84 millones y otro por US$ 40 millones. A su vez, Pampa Calichera tiene un nivel de acreencias aún mayor: un préstamo de US$ 246 millones con Deutsche Bank, US$ 150 millones con el Scotiabank y dos más con Corpbanca, por US$ 50 millones y US$ 20 millones.
Todas esas deudas están garantizadas con acciones en prenda. Por ejemplo, el crédito de Pampa con el Deutsche tiene una garantía de 300%. Es decir, la cantidad de acciones prendadas debe triplicar el valor del préstamo. Oro Blanco, por su parte, tiene el mismo 300% como relación de garantía con los dos créditos otorgados por Corpbanca.
En cuanto a la selección del banco, fue el propio Guilisasti el que lideró la búsqueda de la entidad, dando al final con la división de Merger and Acquisition del Itaú Argentina. En la reunión extraordinaria de directorio de Oro Blanco, realizada el mismo jueves, la aprobación fue unánime, incluida la de los directores independientes.
Los interesados
Incluso antes de que llegara Guilisasti a reemplazar a Ponce, ya había varios interesados en entrar a la estructura de control de SQM. Y ahí los candidatos naturales que surgen son la canadiense PotashCorp (PCS), propietaria del 32% de la minera y con la cual Ponce ya se ha enfrentado para mantener el control de SQM en 2001 y en 2006.
Israel Chemical es otra de las candidatas, pues ya estuvo en su propiedad en 2004, aunque vendió su parte a PCS. En todo caso, en marzo de este año, Stefan Borgas, su máximo ejecutivo, dijo a Bloomberg que la compra de parte o del total de SQM sería “muy adecuada”.
De Rockwood, el otro arrendatario del Salar de Atacama, también se ha hablado como un posible comprador. Sin embargo, la japonesa Kowa es uno de los candidatos que surge con más fuerza. Con esta firma, el propio Ponce inició relaciones en 2006 al firmar un polémico pacto de acción conjunta, con el que gracias a las acciones de Pampa Calichera, más las de la japonesa, logran el 32% de SQM y el control político de la firma.
El rol de Ponce
Julio Ponce, cuentan en su círculo, intervino lo justo y necesario en la operación, confiando “en el buen juicio” de Guilisasti.
De hecho, uno de los requisitos que pidió Guiliasti al asumir la presidencia de las cascadas, era mantener su independencia del controlador y darle libertad para actuar y mejorar la condición financiera de las sociedades. Eso, aparentemente, es lo que estaría haciendo con esta última jugada financiera, la que, a su vez, podría terminar definitivamente con la era de Ponce en SQM. ( La Tercera )