Aswath Damodaran y los commodities: «Si esperan que los precios vuelvan a los niveles de 2007 ó 2010, no pasará»

awaEste año será recordado como el de crisis en los mercados emergentes, que mostró al mismo tiempo una resiliencia notable del resto del mundo, comenta a PULSO el economista y experto en valorizaciones, Aswath Damodaran, quien está en Nueva York, preparando un libro sobre Números y Narrativa que estará listo a inicios del 2016. El profesor de finanzas corporativas y valorización de la Stern School of Business en la New York University dice que este verano (boreal) recordamos que los mercados emergentes todavía son emergentes y que en particular China, pese a querer acercarse a los mercados desarrollados tiene aún muchos elementos de los mercados emergentes.

¿Cómo evalúa el año desde el punto de vista de las empresas?

Reconocimos que tenemos muchas empresas globales, en lugar de solo empresas europeas o estadounidenses. Todos dependen de todos los demás. Cuando China se desacelera no solamente se ven afectadas las empresas chinas, sino Coca-Cola, Disney, Apple y Vale y la lista sigue. Somos una economía global y este año reforzó esa idea si alguien todavía tenía dudas. Somos parte del mismo ecosistema y si alguna parte tiene problemas, todos sentimos el dolor.

¿Algún dolor en particular o miedos a un efecto dominó?

No sé si un efecto dominó. Los mercados parecieron recuperarse increíblemente bien. Eso es lo otro que surgió, que a pesar de todo el pesimismo y tristeza y la idea de que el mundo se iba a acabar, los mercados fueron increíblemente resilientes a lo largo del mundo en cuanto a lidiar con estos contratiempos. Puede que estemos aprendiendo a manejar estos problemas más que sentir pánico y vender y correr en busca de refugio. Si esta es la forma en que será el mundo, tendremos una crisis cada año, será una gran crisis y aprenderemos a vivir con estas crisis, en lugar de reaccionar vendiendo todo.

¿Qué espera para los precios de commodities? ¿Se recuperarán?

¿Recuperar a qué? El promedio de los últimos 10 años del mineral de hierro es de unos US$80 y ahora están en US$40, pero ese promedio si miramos la historia es significativamente más alto de lo que fue en los últimos 100 años, unas dos o tres veces, por lo que los últimos 10 años han sido casi una aberración. La fuente del problema es China, que por sí sola hizo subir a casi todos los commodities que se necesitan para la construcción, por este increíble crecimiento, y no solo por su economía, sino por su inversión en infraestructura. La historia china y la de los commodities están ligadas. Si ahora proyectan una nueva tasa de expansión de 6,5% y una de inversión en construcción mucho menor ya no pueden darse el lujo de construir ciudades fantasmas y autopistas, por lo que el gran boom de infraestructura habría terminado. Esa es la gran pregunta para las empresas de commodities y para los países exportadores de commodities, ya que hay que pensar en el futuro. Si esperan que los precios vuelvan a los niveles de 2007 ó 2010, no pasará. Ese es el nuevo orden mundial. Hay que pensar qué pasa si sacamos la inversión en infraestructura china que artificialmente elevó los precios de commodities por décadas. Es una posibilidad muy real con la desaceleración.

¿Y no tiene opciones India de revertir eso?

No tienen el dinero. Para invertir en infraestructura se necesita dinero para gastar y el gobierno indio no lo tiene. India nunca reemplazará la gran infraestructura de China. Lo de China es único. Nunca vi a un país gastar tanto en construir en un período tan breve. En la historia del mundo no creo que se haya construido tanto en tan poco.

¿Algún punto brillante en el mapa económico mundial?

La buena noticia es que los mercados mundiales parecen haber madurado lo suficiente y no están sobrerreaccionando. Por ejemplo, si tomamos todo lo que sucedió en China pudimos haber perdido la cabeza, pensando que los mercados iban a colapsar y que se repetiría la crisis de 2008. Pero los mercados se recuperaron y dijeron ‘hay una crisis en China, pasémoslo a las ganancias y sigamos adelante’. No es que los resultados no se verán impactados por lo que suceda en China, sino que es como si los mercados estuvieran aprendiendo a asumir esto progresivamente. No van de crisis en crisis con pánico. Eso es más saludable que podemos rescatar de este año.

¿Cómo ve el caso de Brasil?

Desde dos meses antes de la elección de octubre de 2014 parece que el sistema se estuviese desintegrando por un sistema político que no funciona, en el sentido de que a pesar de que la presidenta Dilma Rousseff diga que todo va a estar bien, la carga es tan pesada que no se puede pensar en una salida saludable de este proceso. ¿Y qué hacen los mercados? Caen. En cierto sentido, Brasil representa una advertencia de que incluso en una economía global, la política nacional importa, porque si está mal puedes arrastrar a un país hasta el sótano, incluso si la economía está bien.

Porque si el origen es político no hay mucho que hacer…

No en ese país. El problema con las crisis políticas a diferencia de las crisis económicas, en las que ocurre una corrección del mercado y se acaban, es que en las políticas todos pueden ver qué es lo que hay que hacer, pero políticamente esas soluciones se vuelven imposibles, por la forma en que el sistema está establecido. En Brasil puede ser obvio lo que hay que hacer, como poner un límite al sistema de pensiones o dejar de depender de cosas que no se tienen, hacer esto o lo otro, luego pedirle a los políticos que voten por cada una y las aprueban. Entonces, la naturaleza de las crisis políticas es que tienden a durar más que las económicas. Se sale de las recesiones, pero no de las crisis políticas tan rápido. Viajo dos veces a Brasil al año y me preguntan cuándo terminará, digo que no sé, ya que ahora depende del sistema político y legal, con gente yendo a los tribunales en los próximos tres años, sumando a los escándalos de corrupción de Petrobras, que seguirán. No están a salvo de esto por mucho tiempo, y estas crisis duran harto después de lo que debieran haber terminado.

¿Qué opina de las valorizaciones en la bolsa de Brasil?

Como inversionista evitaría empresas brasileñas en las que el gobierno tiene mucho control, que desafortunadamente es una gran parte de las empresas brasileñas. Hay compañías de construcción, de commodities y otras donde el gobierno directa e indirectamente es un gran actor. Cualquier empresa en Brasil donde el gobierno tiene un rol importante es peligrosa. Lo que el gobierno haga en esas empresas, en particular en mitad de una crisis, puede ser muy extraño. Petrobras es un ejemplo clásico. Pero hay empresas brasileñas como Natura, que están bien manejadas y que están a un precio decente. Habrá que esperar un tiempo, porque mientras Brasil siga inmerso en problemas políticos no se verá la recuperación de estas empresas. Pero si has estado pensando en sumar acciones brasileñas a tu cartera y buscas el momento correcto, ahora sería momento de dejar de esperar y sumarlas.

¿Cómo afectará la transición china las oportunidades de aperturas bursátiles allí o en EEUU?

Es una cuestión de altibajos, porque si te abres a bolsa o no, depende menos de la economía y más de los mercados. Y veremos aperturas bursátiles en sectores donde a los inversionistas les interese. Es un indicador más del ánimo de los mercados que de la salud económica.

El mercado chino no es tan profundo como el de EEUU…

La liquidez será un problema, y es por eso, en parte, que tenemos estos grandes movimientos en los mercados. Solamente hace falta un cambio de ánimo y el mercado se va para arriba o abajo, pero es por la liquidez.

¿Qué empresa ha llamado su atención en el último tiempo?

Uber es una empresa revolucionaria, basada en un sistema que lleva más de 100 años: servicios de autos y el negocio de los taxis. Funciona y el precio de tener una licencia de taxi en Nueva York ha caído de US$1,5 millón a US$800.000 producto de Uber. Es una empresa disruptiva, pero el desafío es que su modelo de negocios no genera dinero, porque no tienen los autos ni contratan a los conductores y porque la estructura de costos está fuera de control. Les pagan US$2.500 a los conductores para alejarse de sus competidores y viceversa. Esto no es sostenible. Mi pregunta como inversionista sería qué van a cambiar para hacer esto más rentable, ya que ganarán mucho dinero. Tendrán ingresos. Este año solamente harían unos US$2.000 millones y el próximo año podrían ser US$8.000 millones. Lo que les falta es encontrar algo en el modelo de negocios para mantener a la competencia alejada.

¿Cuál es su acción favorita?

Soy un inversionista oportunista. Valoro empresas y veo el precio al que compraría su acción. He comprado Twitter pese a que no estaba generando dinero e hice lo mismo con Apple, compré y vendí. Tengo empresas tecnológicas, pero también miro también al sector petrolero con los precios bajos, pero soy agnóstico en cuanto a sectores. Simplemente compro barato según la valorización.

¿Cómo cree que ha cambiado el mundo financiero con los smartphones?

Acelera el mecanismo de retroalimentación, ya que sabemos de errores antes de lo que los sabíamos antes. Si alguien va en el auto y ve que una acción está cayendo, la vende mientras va manejando. El peligro es que como humanos, cuando reaccionamos rápido lo hacemos de forma estúpida. Hace 20 años, esperaba el diario, abría la página, llamaba a mi corredor y pasaban horas antes de reaccionar. Hoy día me imagino a un cirujano en mitad de una operación que revisa su teléfono y ve que sus acciones caen 20% y las vende. Ese no es un buen momento para tomar decisiones de inversión.( Pulso, Fotografía: Agencia UNO )

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