Dos de los mayores sindicatos mineros de la CTC obtuvieron este año bonos de $1,4 millones y $2 millones por trabajador

l 30 de julio de 2007 está grabado a fuego en la administración de Codelco. Ese día, la compañía estatal, las empresas contratistas que le prestan servicios y la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC) suscribieron el primer acuerdo en que, las tres partes, definieron las condiciones laborales para ese sector.

Ese año, los trabajadores lograron que Codelco estableciera las condiciones laborales mínimas que debían cumplir las empresas contratistas que quisieran proveer servicios a la estatal. El pacto se renovó cada dos años y la última vez fue en mayo de 2013, cuando la CTC logró un reajuste trimestral de remuneraciones y un bono de fin de conflicto de $1,5 millones para cada uno de los beneficiarios del acuerdo.

En estas mesas de negociación, Codelco fijó las condiciones laborales que deberían cumplir las empresas contratistas y estas traspasaron ese costo a Codelco, incluidos los bonos por fin de conflicto, alzas trimestrales de remuneraciones, becas de enseñanza, seguros y fondos para vivienda.

Este mismo esquema de negociación es el que ahora está en el centro del conflicto que desde hace dos semanas tiene enfrentados a los trabajadores tercerizados de la minería, a las empresas contratistas y a Codelco. Los primeros quieren que Codelco participe de la negociación; los segundos que asuma parte de los costos de la negociación por vía la revisión de los contratos, mientras que Codelco quiere restarse de la mesa.

Superciclo del cobre terminó, pero dólar subió

De acuerdo con la cuprera estatal, el superciclo del cobre se esfumó y ahora Codelco no está en condiciones de seguir financiando los costos asociados a estas negociaciones, principalmente los bonos.

La última vez que se renovó el acuerdo, en mayo de 2013, el cobre se movía en torno a los US$ 3,37 la libra, y hoy se transa por debajo de los US$ 2,36. Con estos precios, ha señalado la cuprera, Codelco no puede seguir haciéndose partícipe de estas negociaciones, las que ya le cuestan US$ 125 millones al año.

Para la CTC, en cambio, la caída del precio del cobre no es razón suficiente para que Codelco se retire de una mesa de negociación en la que ha participado como garante en cuatro oportunidades (2007-2009-2011 y 2013). La dirigencia de la organización afirma que si bien la cotización del mineral ha disminuido, esa caída se ve compensada con el alza del dólar. En mayo de 2013 la divisa estaba en $480 y hoy, en $665: «¿Por qué es tan importante esa relación? Porque los sueldos de los trabajadores se pagan en pesos, no en dólares», retruca Manuel Ahumada, presidente de la CTC.

Este conflicto se presenta en un contexto en que la principal interrogante para Codelco es la disponibilidad de recursos para financiar su ambiciosa cartera de proyectos. En julio, el Gobierno autorizó a la empresa a retener utilidades de 2014 por US$ 225 millones, US$ 25 millones menos que lo solicitado por la minera. Y en lo que resta del año, el Ejecutivo debería informar si aceptará capitalizar la firma por el monto pedido: entre US$ 800 millones y US$ 1.000 millones. «No podemos usar esos recursos en pagar bonos, son recursos para proyectos estructurales», señalan en la cuprera estatal.

Se estarían abriendo las puertas a una negociación que involucraría a 200 sindicatos

Codelco también critica que haya sindicatos afiliados a la CTC que ya negociaron con su empresa y ahora están nuevamente movilizados.

Se trata de Gardilcic y Steel Ferrovial. La primera, una de las empresas más grandes del sector, cerró en abril un acuerdo con el sindicado que estableció un aumento salarial de $110 mil, más un bono por fin de conflicto de $2.050.000 por trabajador.

Steel Ferrovial, en tanto, llegó a un acuerdo que involucra la entrega de un bono de $1,4 millones por empleado. También ahora está en paro.

Estas negociaciones fueron vistas por la CTC como preámbulos de la actual movilización, y como una señal de que su objetivo es establecer, en los hechos, una negociación ramal, la huelga sin reemplazo y la titularidad sindical, los tres aspectos cruciales de la reforma laboral.

Si Codelco aceptara sentarse a la mesa en los términos que pretende la CTC, estaría abriendo las puertas a una negociación que podría involucrar a 200 sindicatos. Esto, justo cuando el Ejecutivo intenta contener las demandas de un sector de la Nueva Mayoría, que brega para que la reforma laboral incorpore fórmulas de negociación por rama de actividad.

El director de la CTC y presidente del sindicato de la empresa contratista Gardilcic, Guillermo Candia, explicitó la importancia estratégica de la negociación que llevó adelante su sindicato en abril de este año: «Este acuerdo es un termómetro de lo que será la discusión para todos los trabajadores contratistas en los próximos meses y es un mensaje claro para Codelco: debe mejorar el acuerdo», afirmó en esa oportunidad.

Agregó esa vez, a través del sitio oficial de la CTC, que «los trabajadores desmitificaron los argumentos que el empresariado ha sostenido. El sindicato será el único propietario de los derechos defendidos y, por tanto, el único con la potestad para extenderlo a quienes se sumen a la organización».

Para el presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, sin embargo, «este modelo ha llevado a una situación insostenible, porque ha devenido en negociaciones paralelas. No nos parece que sea posible permanecer en esto».

Las empresas contratistas, agrupadas en Agema, también rechazan esta doble negociación.

«Nosotros como empresas contratistas tenemos sindicatos, negociaciones colectivas, beneficios y bonos de término de negociación», señala Cristián Vizcaya, presidente de Agema y gerente general de Steel Ferrovial.

Para Manuel Ahumada, en cambio, no hay ninguna incompatibilidad en que los sindicatos negocien a nivel de empresa y a nivel ramal: «Un instrumento colectivo ramal no busca estar evaluando lo específico de cada empresa ni la función de cada trabajador. Este instrumento (el acuerdo marco que nació en 2007 y se renovó hasta 2013 cada dos años) define pisos, define un colchón para los trabajadores contratistas, y de ahí hacia arriba, el sindicato base también puede negociar», afirma.

Codelco: CTC quiere cobrar bonos por fin de conflicto

Aunque la primera decisión de Codelco fue no sentarse a la mesa con la CTC, este viernes esa posición se relativizó. A través de una declaración pública, el directorio de la estatal señaló que Codelco continuará exigiendo a las empresas contratistas el cumplimiento de los compromisos vigentes -beneficios de habitabilidad, calidad de vida, seguridad, salud, educación y capacitación-, y llamó a todas las partes al diálogo, pero con una condición: «Que esta instancia no deberá estar destinada a negociar bonos de término de conflicto o complementos salariales, lo que constituiría una negociación paralela», afirmó la empresa.

Bajo estas condiciones, la CTC declinó sumarse al diálogo: «Es un falso llamado a conversar», afirmó.

Según fuentes cercanas a Codelco, la CTC se niega a conversar porque su propósito es llevar nuevamente a la compañía a una mesa de negociación y obtener un bono por fin de conflicto del orden de los $2 millones por trabajador, y a partir de eso cobrarles a los beneficiarios una cuota para financiar las actividades de la organización.

El presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (representante de los funcionarios de planta de Codelco) y director de Codelco, Raimundo Espinoza, aseguró que entre 2011 y 2013 la CTC recibió para sus arcas US$ 5 millones, dineros que, dijo, provenían de cuotas cobradas por esta organización sindical a sus afiliados.

Se trataría de una cuota conocida como pacto de adhesión, la que opera como un peaje que deben pagar los trabajadores para acceder a los beneficios negociados. Esa cuota ascendería a $30 mil por cada uno de los 45 mil trabajadores que han accedido a estos beneficios. Y como el pago de esta cuota se ha activado en dos ocasiones (2011 y 2013), esas fuentes estiman que la CTC habría recibido entre US$ 4,8 y US$ 5 millones entre 2011 y 2013.

«El Mercurio» consultó a Manuel Ahumada sobre estas declaraciones de Espinoza y la respuesta fue: «Ni siquiera nos vamos a preocupar de eso. Nos tendríamos que preocupar si fuéramos una organización sindical financiada por la empresa, porque en ese caso perderíamos toda autonomía, pasaríamos a ser pauteados. Nosotros no vamos a entrar en esos detalles, esas cuentas se las vamos a entregar a nuestros afiliados que son los que, efectivamente, financian la organización».

Contratistas dan vacaciones a sus trabajadores y podrían finiquitar contratos con Codelco

Las empresas contratistas comienzan a sentir el efecto de una movilización que ya cumple casi dos semanas.

Coinciden en que si la negociación que se dio en Gardilcic es el piso de las pretensiones de la CTC para todo el sector, difícilmente podrán acceder a esas peticiones si no se buscan nuevas formas de financiamiento.

«En la minería los conflictos se destraban con bonos de término de negociación. Pero hoy no tenemos ninguna capacidad de entregar un bono de término de negociación, ninguna. Para eso tenemos que ser capaces de buscar mecanismos que permitan financiarlo», afirma el presidente de Agema, Cristián Vizcaya.

¿A qué se refiere con buscar nuevos mecanismos de financiamiento? «Bueno, al hecho de que revisemos nuestros propios contratos con las empresas mandantes», afirma.

El dirigente asegura que las empresas afiliadas a Agema quieren seguir entregando los beneficios a los trabajadores, pero para eso necesitan negociar con Codelco formas de generar esos recursos: «No puede haber un retroceso en los beneficios nobles (todo lo que no corresponda a bonos), no pueden desaparecer, pero tenemos que ver la forma de financiarlos, ojalá que con Codelco y, si no, nosotros», señala Vizcaya.

Los cambios contractuales entre las empresas y Codelco deberían apuntar a buscar sinergias entre distintas empresas contratistas, situación que hoy no está permitida. Cada empresa contratista, señala Vizcaya a modo de ejemplo, debe contar con un ingeniero administrador de contrato, cuando un solo administrador podría hacerse cargo de dos o más contratos y, de ese modo, liberar recursos.

Algunas empresas contratistas tienen una posición más dura con la estatal, a la que responsabilizan por la situación que se está viviendo en los yacimientos: «La paralización nos afecta en nuestros estados de pago. Ellos (Codelco) nos van a descontar los días no trabajados por los paros. Si esto sigue, damos de baja el contrato y hacemos la pérdida, reducimos la estructura y trabajamos con menos gente», señala el dueño de una constructora que presta servicios a la estatal y cuyos trabajadores no han podido subir a los yacimientos.

Otras empresas han optado por dar vacaciones a sus trabajadores para bajar la presión del conflicto, y algunas han comenzado a despedir gente.

«Todas las empresas están reduciendo sus dotaciones. Sin proyectos importantes, las obras en que estamos trabajando son periféricas. En 2014 teníamos a 2.500 trabajadores y ahora vamos en 1.400. Si el conflicto sigue, vamos a tener que seguir achicándonos», afirma un empresario del sector.

Empresas proponen salida: revisar el bono de productividad

¿Cuál es la salida que ven las empresas contratistas a este conflicto? Descartar la entrega de un bono de fin de conflicto y en su lugar revisar al alza el bono de productividad, que también es parte de este acuerdo marco, estableciendo además un mecanismo real de evaluación del cumplimiento de metas, puesto que el bono de productividad actual se paga, en la práctica, a todo evento, lo que desnaturaliza su sentido.

«Este tema se puede negociar. Pero lo importante es retomar el diálogo, no cerrar ningún canal», afirma Vizcaya.

Los trabajadores, en tanto, han pedido la mediación del Gobierno, tal como ocurrió en 2007, cuando el Ministerio del Trabajo, a través de la DT, medió después de 35 días de paralización. Hasta ahora, el Ministerio del Interior ha estado monitoreando el conflicto, pero en Trabajo señalaron que, hasta el cierre de esta edición, no había ingresado ninguna petición de intervención.

«Este modelo nos ha llevado a una situación insostenible, porque ha devenido en negociaciones paralelas».Nelson PizarroPresidente ejecutivo de Codelco»Nosotros como empresas contratistas tenemos negociaciones colectivas, beneficios y bonos de término de negociación».Cristián VizcayaPresidente de Agema»Este instrumento (el acuerdo marco) define pisos. Y de ahí hacia arriba, el sindicato base también puede negociar».Manuel AhumadaPresidente de la CTC ( El Mercurio)

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