Desafíos en generación eléctrica

Chile es un país pobre en recursos energéticos convencionales. Como sabemos no contamos con reservas de petróleo, en la actualidad solo producimos el 1,5 % de nuestro consumo en el territorio nacional. Respecto del gas natural las reservas están circunscritas a Magallanes.generacion electrica

Una mención especial requiere la producción de carbón. Si bien el país tiene recursos importantes, particularmente en el extremo sur y se ha abierto hace un par de años una mina en Isla Riesco, el carbón producido se exporta, no habiéndose logrado su utilización en las termoeléctricas, dadas sus características de menor calidad.

Son los recursos hidráulicos y la energía solar los pilares que pueden sostener nuestra matriz de generación eléctrica. Sin embargo, ellas presentan debilidades importantes, como la variabilidad hidrológica y la intervención de importantes ríos en el caso de las plantas hidroeléctricas y la discontinuidad fotovoltaica.

En este escenario y dada nuestra condición de país en desarrollo, no se debiera descartar a priori ninguna alternativa que pueda llegar a ser ambiental y económicamente sostenible para ser utilizada en generación eléctrica. Como en todo orden de cosas, todas las opciones tienen ventajas y desventajas que deben ser evaluadas de la forma más racional posible.

La fuente más abundante y que se ha utilizado intensivamente en el país es la hidroelectricidad. Se estima que nuestros recursos alcanzan a más de 20.000 MW para centrales de más de 50 MW, de los que hemos utilizado no más de 6.000 MW. Por lo tanto, el desafío es evidente: la utilización de los recursos disponibles sustentablemente.

La falta de suministro de gas natural desde Argentina precisó el reemplazo de la tecnología de centrales de ciclo combinado con este combustible en los nuevos proyectos por la de centrales térmicas a carbón. Siendo este último muy abundante en el mundo, ha jugado y debiera seguir jugando un rol importante en el abastecimiento energético de la humanidad. En la actualidad, más del 30% de la energía eléctrica a nivel mundial se genera con carbón. Tiene la ventaja de ser una fuente segura y que no está supeditado a precios monopólicos.

Las tecnologías de «carbón limpio» se han extendido considerablemente en el último tiempo y con ello el uso del carbón se vuelve cada vez más amigable con el medio ambiente, y con ello surge un nuevo desafío, incorporar estas tecnologías en nuestro país.

Los recientes incrementos de las reservas de gas natural a nivel mundial, según lo indicado por la Agencia Internacional de Energía, al viabilizarse económicamente la recuperación del shale gas (gas de esquisto), particularmente en Estados Unidos, tendrán un efecto importante en los precios de este combustible. En este escenario debiésemos poner mucha atención en la apertura de los terminales de GNL existentes en Chile, de modo de asegurar la disponibilidad de este combustible, al menos para la centrales ya existentes.

El aprovechamiento de las fuentes renovables no convencionales también presenta desafíos. En Chile los recursos geotérmicos son abundantes y la producción de energía eléctrica por esta vía debiera estar en condiciones de competir con las fuentes tradicionales, del mismo modo que la energía eólica y la solar fotovoltaica.

Desde luego, en este ámbito existen innumerables desafíos para facilitar el desarrollo del potencial solar, eólico, geotermia y en el futuro mareomotriz. Sin embargo, ello requiere del  desarrollo de la transmisión eléctrica. La falta de una red robusta que permita la conexión de nuevas centrales y el uso de las ya existentes sin limitaciones ha afectado la competencia en generación. Los beneficios de una adecuada red de transmisión son evidentes, ya que permite que las centrales más eficientes puedan generar y en el largo plazo fomenta la competencia al eliminar una  barrera de entrada para el desarrollo de nuevas centrales, además entrega señales de eficiencia y no de localización, lo que redundaría en menores precios para el consumidor final y mayor confiabilidad y calidad del servicio eléctrico.

Actualmente, el desarrollo de los principales sistemas de transmisión está dado por estudios cuatrienales encargados por la autoridad que determinan las obras requeridas para el próximo período, bajo la premisa de operación al menor costo. Este sistema no está dando la nota y prueba de ello son los blackout de los últimos años que se pueden atribuir, entre otros, a un desarrollo no ideal de los sistemas de transmisión, y los desacoples de precios de energía en el Norte Chico producto de falta de capacidad en las líneas de transmisión. El Gobierno debiera diseñar una institución dedicada exclusivamente a la planificación de los sistemas de transmisión eléctrica que a partir de los inputs de proyectos de demanda y generación estén continuamente evaluando los desarrollos de los sistemas.

Finalmente, la eficiencia energética también es un desafío que se ha planteado nuestro país desde hace años. Pese a esto su desarrollo ha sido lento, ya sea por un asunto cultural o bien por la reticencia al cambio de las industrias que podrían aplicarla. Sin embargo, cada vez más empresas están accediendo a los estímulos del Estado para concretar auditorías energéticas que redundan en medidas de ahorro de energía, que no solo provocan efectos económicos, sino también mejoran la gestión general de las compañías.( El Mercurio )

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