Débil desempeño de Codelco

Sumando utilidades, impuestos y aportes por «ley reservada», Codelco reportó al Estado tan solo US$ 312 millones en el primer trimestre. La cifra es la más baja desde los años de la crisis global. La noticia ha encendido las alarmas tanto sobre el futuro de la minera estatal como sobre las perspectivas del financiamiento fiscal.

Pese a ello, en entrevista de prensa, Nelson Pizarro, presidente ejecutivo de Codelco, se ha mostrado tranquilo respecto del cumplimiento del plan del presente año, que apunta a un excedente de US$ 2.142 millones. Cuenta para ello con la expectativa de alguna recuperación del precio -que promediaría US$ 2,8 por libra- y espera proseguir con el saludable ahorro de costos ya logrado en el trimestre.

Más inquietante es el panorama que el alto ejecutivo visualiza para el trienio 2016-2018: incluso en la expectativa de un incremento del precio promedio sobre los US$ 3 por libra, y suponiendo que el programa de ajuste de costos siga teniendo éxito, anticipa excedentes declinantes y que en promedio arrojan solo US$ 1.900 millones anuales. Ello obedece a la inevitable caída de las leyes del mineral y a la menor producción prevista. Cabe acotar que en caso de que, según temen diversos economistas, la recuperación del precio del metal rojo no ocurra, el aporte de Codelco al Estado podría descender casi a la mitad de lo proyectado por Pizarro.

El desafío que Codelco tiene por delante es enorme, y no es claro que cuente con las capacidades financieras y de gestión para llevarlo a cabo. Su plan contempla la inversión de cerca de US$ 25.000 millones en los próximos años a fin de comenzar a remontar a partir de 2019 la caída de la producción y de los excedentes. Cabe suponer que la evaluación de los proyectos respectivos ha sido cuidadosamente revisada por el directorio de la empresa y que en verdad prometen una rentabilidad atractiva. Pero hasta ahora sus directivos ponen más énfasis en que permitirían reducir costos unitarios o mantener operativas determinadas faenas, algo que no necesariamente significa aportación de valor a los accionistas de la compañía; esto es, los chilenos todos. El financiamiento del plan de inversiones contempla, además de recursos internos, el aporte de US$ 4.000 millones de capital fresco por parte del fisco y un fuerte aumento del endeudamiento. Fácil es imaginar la tensión financiera y operativa a que ella estará sometida. Probablemente, solo consideraciones de índole política han llevado a excluir otras opciones de financiamiento, como la venta de activos prescindibles -pertenencias mineras inexplotadas, servicios complementarios- o el aporte de capitales privados a los nuevos proyectos.

Desde el ángulo fiscal, el desempeño de la minera es preocupante. Para diversos analistas, en el escenario más probable el excedente del año sería considerablemente inferior al presupuestado. Agregado ello a la también reducida recaudación proveniente tanto de las mineras privadas como del resto de la economía -reflejo de un crecimiento más lento-, el resultado es que el déficit fiscal se elevaría a cerca del 3% del PIB en el presente ejercicio. La regla fiscal vigente permite ignorar las bajas transitorias en los ingresos fiscales y financiar lo faltante con los abundantes ahorros acumulados. Pero la sombría perspectiva para los excedentes de Codelco, los apremios financieros que impone su plan expansión, la posible reducción del precio del cobre previsto para el mediano plazo, la desaceleración del crecimiento potencial de otros ingresos fiscales y los apetitos de gasto público alentados por el programa de gobierno hacen pensar que, de no mediar un giro hacia la austeridad, el déficit presupuestario bien puede hacerse crónico. De entre las tareas que deberá acometer el nuevo ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, pocas son más cruciales para la reconstrucción de la confianza que despejar la incertidumbre sobre el programa fiscal de mediano plazo( Fuente: El Mercurio )

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