Un verdadero dolor de cabeza es para el sector minero, especialmente para las empresas estatales, el negocio de las fundiciones. Además del problema ambiental, simbolizado en el conflicto de Ventanas (Codelco), está el alto costo de producción, la tecnología obsoleta con que cuentan y su poca eficiencia respecto de su competencia global. Según el senador Baldo Prokurica (RN), aunque demore más, hay que cambiar el enfoque actual centrado sólo en las emisiones -y que estará vigente desde 2018, obligando a fuertes inversiones a la industria- a una visión hacia la eficiencia. Para él, se trata de un tema estratégico, pues se espera que China alcance en 2020 el 60% del mercado mundial de cobre de fundición, lo que le dará poder de mercado en un área sumamente sensible para la economía nacional.
¿Cuál es el diagnóstico en este tema?
En la comisión hemos revisado con detalle este tema. Hoy Chile es el mayor productor de cobre de mina del mundo con casi 6 millones de toneladas al año. China es el segundo con 1,8 millón. Pero del cobre chileno sólo un tercio se refina en el país. El resto se vende como concentrado. Para nosotros es gravitante no sólo producir el cobre. China tiene hoy 6,8 millones de toneladas de producción de fundición y el 2020 va a tener el 60% de la fundición de cobre del mundo. Ellos han sido capaces de bajar fuertemente sus costos de producción, muy por debajo del promedio de Chile. Las fundiciones más caras del mundo están en Chile.
¿Cuál es la solución?
Nosotros nos impusimos una meta en materia ambiental: llegar al 95% de recuperación de emisiones. Eso es un desafío para todas las fundiciones, privadas y estatales. Pero China tiene un nivel de captura del 98%. Incluso algunas muy eficientes llegan al 99% y no sólo eso, recupera 14 metales -nosotros apenas tres- y tienen costos más bajos y utilidades. Entonces estamos en el peor de los mundos: somos los más contaminantes, también los más caros y los que recuperamos menos metales.
¿Podría haber un riesgo de mercado?
Es que eso no es todo. A futuro se va a empezar a restringir la exportación de concentrados con altos niveles de impureza. Con los años, las minas van envejeciendo, hay que trabajar a mayor profundidad, las leyes bajan y el mineral contiene más impurezas. ¿Qué nos puede ocurrir? Están apareciendo nuevas normas de transporte marítimo de concentrado, que también pueden ser más restrictivas y perjudicarnos. Y como hoy el negocio de las fundiciones no es muy bueno, estamos tendiendo al cierre de las fundiciones. Yo personalmente me voy a oponer. Por un tema de interés país, Chile no debe parar ninguna fundición.
¿Qué es lo que propone la comisión?
Lo que planteo y pretendo, y lo estamos haciendo en la comisión por la unanimidad de sus miembros, es que Chile tenga que desarrollar una política nacional y una estrategia de fundiciones. Tenemos que definir qué vamos a hacer, no sólo por el tema ambiental, sino que por un tema estratégico.
¿Piensa que hoy la exigencia sólo se enfoca en lo ambiental y no en la eficiencia?
Por eso es que creo que hay que desarrollar una política nacional de fundiciones.
¿Hay que cambiar el foco entonces?
Así es. ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a invertir en bajar las emisiones al 95% o vamos a meternos en inversiones que son multimillonarias pero que nos lleven al 98%, a más recuperación de metales, menores costos, es decir, al paso definitivo? Esa es la gran decisión que hay que tomar ahora. Y esa decisión hay que tomarla a la luz de una estrategia nacional.
¿Cómo se llega a esto?
Por distintas razones. Tenemos que desarrollar una política nacional estratégica de fundiciones que se ocupe del tema ambiental, de la competitividad económica, la recuperación de metales y el tema estratégico. No puede ser que un país que tiene el 36% de las reservas mundiales de cobre tenga que apagar sus fundiciones. No se puede tener tal debilidad frente al mercado y no hacer nada. Tenemos que evaluar si vamos a ir al 95% de emisiones en 2018 o corremos esa fecha y llegamos al 98% con fundiciones rentables y eficientes.( Pulso)