Cenas, mails y visitas a empresas marcan las últimas jornadas de Von Mühlenbrock y Navarro en la carrera por presidir la Sofofa

Intensos han sido marzo y abril para los dos candidatos a presidir la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), elección que se definirá este miércoles, a partir de las 17 horas. Hermann von Mühlenbrock, actual líder de la entidad gremial, y Andrés Navarro, consejero de la industria, han buscado contactar a la mayor cantidad de consejeros y a las 169 empresas socias que se encuentran en estos momentos eligiendo el nuevo consejo de la cúpula empresarial (ver recuadro).

Los contactos han ido más allá de conversaciones telefónicas y mails . Von Mühlenbrock además de intensificar las actividades en terreno asociadas a su cargo, como visitas a gremios asociados y a regiones, en las últimas semanas ha dispuesto de su propia casa en Santa María de Manquehue, en Vitacura, para captar más apoyos.

La segunda quincena de marzo realizó dos cenas con cerca de 50 empresarios de la industria y el 15 de abril hubo también en su residencia un encuentro con empresarios y dirigentes políticos, entre ellos Roberto Angelini, Rodrigo Álvarez, José Said, Pablo Longueira, Gutenberg Martínez, Luis Mayol y Óscar Guillermo Garretón.

Navarro ha logrado comunicarse con cerca de 110 empresas y en muchos casos el ex presidente de Sonda ha materializado los encuentros en su oficina o ha visitado a los consejeros que lo reciben, junto a alguno de sus colaboradores más cercanos como Alfonso Swett Opazo, Bernardo Larraín Matte, Pablo Bosch y Claudio Muñoz.

¿Cómo se llega a una elección?

Los primeros movimientos para levantar una candidatura paralela comenzaron a inicios de 2014 cuando las diferencias entre Von Mühlenbrock con sus vicepresidentes -Claudio Muñoz y Alfonso Swett Opazo- se profundizaron, lo que terminó con la salida de estos últimos de la directiva.

La visión de Muñoz y Swett fue sumando adeptos, como Bernardo Larraín Matte, Rodrigo Sarquis, Jaime Soto y Pablo Bosch. Este grupo inició un intenso proceso de búsqueda de candidatos llegando a la opción de Andrés Navarro en enero de este año.

Cercanos al presidente de Sofofa le plantearon a Navarro la opción de ser vicepresidente, pero este lo descartó de plano y se embarcó en un proyecto que hoy ya tiene entre sus filas a tres dirigentes emblemáticos de la Sofofa: Swett Opazo y Muñoz, además del actual vicepresidente, Rafael Guilisasti.

El nivel de representatividad

A pesar de que los programas de Von Mühlenbrock y Navarro no reflejan diferencias sustantivas en sus contenidos, varios consejeros afirman que existen matices importantes y uno de los principales es el estilo.

Varios consejeros valoran en el líder de la Sofofa la certidumbre y confianza que este entrega. «Todos tenemos claro lo que piensa Von Mühlenbrock. No es una persona que vaya a salir con sorpresas y además él se deja aconsejar por varios empresarios de peso de la industria», dice un consejero.

El fuerte rechazo que expresó a la reforma tributaria a días que este proyecto ingresara al Congreso en 2014, su discurso en la última cena de la industria y la activa participación en el frente empresarial para perfeccionar la reforma laboral, son algunas de las iniciativas que varios empresarios valoran.

Von Mühlenbrock ha tenido especial cercanía con empresarios como Roberto Angelini, Juan Eduardo Errázuriz, Félix Bacigalupo, Fernán Gazmuri, Juan Antonio Guzmán, Cirilo Córdova, Andrónico Luksic y Horst Paulmann. De hecho, este último lo invitó a su cumpleaños hace poco más de un mes.

Para el equipo de Navarro y consejeros que apoyan al fundador de Sonda, esta decisión de Von Mühlenbrock ha reflejado «poca apertura» a incorporar nuevas visiones y advierten que hoy esta entidad está bajo el control de «pocas manos». Sin embargo, en el padrón electoral de este gremio -que tiene un claro sesgo conservador-, ese enfoque se valora. Esto ha generado que la balanza de la elección esté inclinada hacia Von Mühlenbrock.

De Navarro varios consejeros destacan sus propuestas generales, pero advierten que en sus aproximaciones prácticas ha cometido «errores».

En la retina de muchos aún están sus declaraciones sobre la presencia de «poderes fácticos» en la Sofofa, el rol de los empresarios versus los gerentes en la entidad gremial, su reconocimiento de aportes a la política bajo un sistema que hoy está siendo fuertemente cuestionado y su postura respecto del reemplazo de trabajadores en huelga.

En su propio comando hay dos visiones: quienes creen que es mejor un candidato «honesto» y sin «doble discurso», pero otros hubiesen preferido que Navarro fuese más cauteloso. Según sondeos del comando de Navarro, cada vez que este realizaba declaraciones públicas, el nivel de rechazo de la ciudadanía en las redes sociales era de 45% versus el rechazo de 80% que en promedio generan las intervenciones de otros dirigentes empresariales.

Las redes de contacto

Además de sus redes empresariales en la industria, el ex gerente general de Gerdau Aza tiene amistades que cruzan un amplio espectro. De hecho, se reúne habitualmente en el restaurante Gernika con distintos hombres de negocios y académicos -como el presidente de la ABIF, Segismundo Schulin-Zeuthen, y el economista Óscar Guillermo Garretón, entre otros-, para analizar temas de contingencia.

Y respecto de su capacidad de interlocución con el Gobierno, varios consejeros valoran que el líder de la Sofofa haya sido capaz de revertir la molestia que generó en el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, sus críticas a la reforma tributaria, y hoy ambos mantienen una estrecha relación. También tiene cercanía con el canciller Heraldo Muñoz, el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, y la jefa de Gabinete de la Presidencia, Ana Lya Uriarte.

En el caso de Navarro, su principal vínculo con el Gobierno es el titular de Energía, Máximo Pacheco, quien incluso el mes pasado fue al matrimonio de la hija menor del fundador de Sonda. Esta amistad data del paso de ambos por la Universidad Católica.

En esa misma casa de estudios estrechó lazos con René Cortázar, José Pablo Arellano y Javier Etcheverry, otros históricos de la Concertación.

Como presidente de los empresarios por el NO, Navarro consolidó sus redes en la DC. En esa cruzada, estrechó lazos con Claudio Orrego e Ignacio Walker, entre otros. En el caso de la Alianza, tiene una estrecha amistad con el ex Presidente Sebastián Piñera. En febrero, ambos aprovecharon de reunirse durante sus vacaciones en el lago Ranco. A nivel empresarial se le reconoce cercanía con Enrique Cueto, José Luis del Río y Jorge Errázuriz.

Nadie sabe para quien trabaja…

Varios empresarios fabriles reconocen que la irrupción de Navarro «puso presión» a Von Mühlenbrock, en quien algunos consejeros advertían una falta de «trabajo metódico» en la entidad y veían en él un interés de lucimiento personal más que compromiso con el trabajo de la Sofofa.

Sin embargo, y paradójicamente, la elección ha cambiado la percepción en muchos empresarios, quienes consideran que en el último tiempo ha tenido una presencia más activa en terreno, principalmente en regiones.

Además se valoran cambios internos que se han realizado en la Sofofa, como la creación de una gerencia internacional y comercio exterior, un consejo de relaciones internacionales, un comité de gerentes de gremios y una subgerencia de desarrollo regional.

De resultar reelegido, Von Mühlenbrock ya tiene previsto sumar otros dos comités especializados, los que ya estableció durante el inicio de su gestión. Las áreas nuevas que busca abordar son gobiernos corporativos y sustentabilidad.

La ausencia de debate

Un punto negativo en Von Mühlenbrock que algunos consejeros ponen sobre la mesa es su tajante negativa a debatir con Navarro, lo que fue visto por un grupo de empresarios como una «falta de transparencia» y de apertura a discutir temas más allá del programa. Por ejemplo, el rol del empresariado en la sociedad actual.

Apenas notificó de su candidatura, Navarro y su equipo pidieron debate, señalando que los empresarios deben salir al escrutinio público. Pero el líder de la Sofofa no accedió.

Desde el círculo de Von Mühlenbrock explican que tal negativa radicó en que se consideró que los programas no tenían diferencias de fondo importantes y que, dado ese contexto, un debate habría reflejado divergencias más bien de estilo que de contenido que podrían haber «dañado» la imagen de la Sofofa, un gremio que históricamente ha tratado de mantener sus diferencias en privado.( Fuente: El Mercurio )

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