Australia busca alternativas para su economía tras el fin del auge minero

australianaAustralia irá a las urnas el sábado con una alicaída economía que muestra signos de desaceleración en varias partes del país, y la necesidad de buscar alternativas tras el fin del auge minero que la puso a salvo de la crisis financiera.

El primer ministro, el liberal Malcolm Turnbull, se ofreció como garantía de estabilidad y de una economía más solida guiada con «cabeza fría y mano firme» ante la incertidumbre como la creada por el «brexit», el voto del Reino Unido de abandonar la Unión Europea.

Su rival, el líder del Partido Laborista, Bill Shorten, le respondió que la economía es importante pero que hay que «poner a la gente primero».

Australia ha tenido un crecimiento ininterrumpido durante 25 años impulsado por el sector minero pero en los dos últimos años se ha resentido por la caída de las exportaciones de las materias primas, muy vinculadas a China, el descenso de las inversiones mineras y el colapso de la industria automotriz.

Según datos oficiales, el PIB australiano crecerá un 2,5 por ciento en el ejercicio fiscal 2016-17, pero este no es uniforme en todo el país con zonas como Sídney donde se espera una expansión del 5 por ciento frente al 2 por ciento previsto en otras regiones.

El déficit fiscal subyacente será de unos 27.651 millones de dólares (24.440 millones de euros) para el 2016-17, lo que equivale a un 2,2 por ciento del PIB.

Ante esa previsión, la agencia crediticia Standard & Poor’s alertó de que Australia perdería la calificación AAA actual si no logra un superávit.

Tanto el Gobierno conservador como los laboristas prevén que el retorno al superávit presupuestario se logrará en el año fiscal 2020-21, aunque en el caso de los segundos, el déficit se agudizaría en el corto plazo antes de llegar a sanear las cuentas públicas.

La coalición del Partido Liberal-Nacional de Turnbull asegura que su plan económico nacional ya ha dado frutos, porque la confianza empresarial está en su nivel máximo y solo el año pasado se crearon 300.000 nuevos empleos, la cifra más alta desde 2007.

Entre sus propuestas destacan la reducción al 27,5 por ciento de la tasa de impuestos a las pequeñas empresas con una facturación menor a los 10 millones de dólares australianos (unos 7,4 millones de dólares o 6,5 millones de euros).

Los conservadores también proponen planes para promover la innovación y la ciencia, con una inversión de 1.100 millones de dólares australianos (818 millones de dólares o 740 millones de euros) e incentivos fiscales, y para ayudar a unos 100.000 jóvenes a hacer prácticas para ganar experiencia laboral.

La tasa de desempleo en Australia era de un 5,7 por ciento en mayo, mientras que el paro juvenil puede superar el 28 por ciento en zonas remotas y rurales del estado de Queensland, en el noreste del país.

La propuesta de los laboristas, que abarca una década, pretende «hacer crecer la economía, crear empleos y reparar el presupuesto de una forma justa», por lo que considera que las rebajas fiscales se deben limitar a las empresas que facturen como máximo unos 1,5 millones de dólares (1,3 millones de euros).

Los laboristas también limitarán, aunque no de forma retroactiva, las deducciones tributarias en las propiedades de inversión inmobiliaria, a las nuevas construcciones a partir de julio de 2017, con lo que quieren ahorrar unos 22.324 millones de dólares (19.658 millones de euros) en la próxima década.

A diferencia del Gobierno, la oposición ofreció gastar más en educación, salud e infraestructuras, así como mantener la tasa máxima de los impuestos a la renta para las personas con mayores ingresos, y fijó como meta crear unos 30.000 empleos anuales.EFE

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