Con profunda preocupación observamos como la Cámara de Diputados aprobó el proyecto presentado por el gobierno sobre el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TPP11), acuerdo comercial que es rechazado por nuestra Federación, toda vez que no favorece el desarrollo de la economía nacional, el mejoramiento de la calidad de vida de los chilenos ni menos genera el justo derecho de implementar una estrategia de mediano y largo plazo que debiese generar la sociedad chilena en orden a lograr la necesaria industrialización de nuestro país.

En este contexto, estamos convencidos que este es el verdadero camino para lograr crecimiento y desarrollo, desafío país que es factible concretar mediante la aplicación de leyes, normas e iniciativas que potencien la industrialización y la agregación de valor a los recursos naturales, pasando de una economía primaria a una de creación de puestos de trabajo dignos y de calidad, con desarrollo de economías locales articuladas con los distintos sectores productivos, apoyando la industria con servicios anexos y tantas ventajas que dan sentido a este otro modelo.

Por el contrario, el principal beneficio del TPP11 es para las inversiones extranjeras, quienes continuarán siendo beneficiadas con cláusulas legales para custodiar sus propios intereses. Y Chile seguirá prolongando su estancado crecimiento y productividad, tendencia que se manifiesta durante largas décadas y que posterga nuestro tan anhelado salto al desarrollo.

En efecto, nuestro país mantiene las brechas productivas desde hace 70 años. Seguimos con la misma matriz exportadora y continuamos exportando recursos naturales sin mayor valor agregado. Es evidente que este modelo no ha resuelto las grandes brechas sociales que sufre nuestro pueblo y la gran mayoría de nuestro país no disfruta de este “crecimiento económico”.

La posición de la Federación de Trabajadores del Cobre no obedece a lineamientos políticos dogmáticos, por el contrario, sólo se basa en una mirada de país, en beneficio del futuro de nuestra sociedad y con la convicción que tenemos la obligación de beneficiar a los y las ciudadanas con políticas orientadas a ellos y ellas y no sólo a las empresas o conglomerados transnacionales.

Por todo lo anteriormente expuesto,  llamamos a usted como senador de la República a revertir esta perjudicial decisión. El país entero confía que en el seno de la Cámara Alta se definan las bases estructurales para generar políticas que garanticen un crecimiento real y progreso para Chile y su gente.