«Lo que me haría más feliz es que en cuatro años más digan que el perico o perica que sucedió a Óscar Landerretche lo hizo incluso mejor que él»

  

El próximo 11 de mayo, Óscar Landerretche Moreno (45 años, economista, académico de la U. de Chile) dejará de ser presidente del directorio de Codelco. Nadie le ha pedido la renuncia, pero «el nombramiento es por cuatro años y es lo que corresponde… Cuatro años para la compañía está bien y, desde el punto de vista personal, han sido cuatro años muy intensos», dice. Aunque su balance es ampliamente positivo, el atentado que sufrió en enero de 2017 en su casa y con su familia presente, marcó un antes y un después en su vida. Y aunque se esforzó en retomar la normalidad, asume que eso lo marcó.

El economista asumió en mayo de 2014, convencido por el ex ministro de Hacienda Alberto Arenas, su amigo personal. Aunque cree que todo el resto del directorio debe estar desacoplado del ciclo electoral, estima que la presidencia del directorio es «un cargo de confianza política, debido al tamaño que tiene Codelco y su implicancia fiscal -deuda externa, gasto, impuestos, etc.-, es de tal importancia, que una coordinación muy grande entre el presidente del directorio de Codelco en particular y el ministro de Hacienda, la Dirección de Presupuestos, La Moneda, es muy deseable». Por lo mismo, entre los cambios que propone, es que el directorio sea nominado de una forma «muy parecida a lo que ocurre en el Banco Central».

Además de las clases en la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, no sabe a qué se dedicará. «Ha sido tan intenso, especialmente el último año, que no me he dejado espacio para pensar en serio qué voy a hacer. No me vienen mal unos meses de tranquilidad», afirma.

«Siento que aprendí mucho acá y cambié mucho… Descubrí que sé hacer cosas que no sabía que podía hacer, como la gestión empresarial. Yo, que a lo único que había entrado a una empresa era para ver un plan de celular. Cuando llegué aquí vine como con una mentalidad de macroeconomista fiscal, porque estaba el problema de la creciente deuda de Codelco. Pero en el proceso de darme cuenta del problema estructural de Codelco, que era más grande y multidimensional de lo que pensaba, hubo que descubrir en uno mismo habilidades en otros planos. Y le agarré un poco de gusto a la gestión».

«Para alguien de mi origen político, Codelco es el resultado de la nacionalización del cobre que ocurrió en el gobierno del Presidente Allende, es un tremendo honor haber podido contribuir a mejorar esta empresa y creo, honestamente, que es uno de los cargos más importantes del país, y tal vez sea lo más importante que yo haya hecho en el ámbito público en Chile en mi carrera. Lo he abordado con esa intensidad y así de cansado estoy».

-El gobierno entrante debe renovar y nombrar a tres integrantes del directorio. Si tuviera que elegir a un sucesor en la presidencia, ¿a quién propondría de la centroderecha?

«No creo que sea justo que dé un nombre. Creo que se hizo un buen trabajo. En esta era del chamullo, de la posverdad y de la tontera, es súper bueno recuperar esa vieja ética de que uno hace su pega, y sentir la satisfacción de llegar cansado a su casa porque siente que hizo un trabajo bien hecho. Yo siento esa satisfacción en estos momentos y estoy muy agradecido de todos los que me ayudaron a que esto fuera posible: al directorio; a Nelson Pizarro y su equipo, entre ellos, Juan José Tohá. Con Nelson fue un honor trabajar. Trabajar con él es una de las grandes cosas que me han pasado en mi vida profesional; también de los trabajadores y los dirigentes sindicales de Codelco.

«Yo quiero que mis sucesores construyan sobre este ordenamiento que hemos hecho de Codelco: de sus costos, sus finanzas, su reputación, sus inversiones y su gobierno corporativo, y lo mejoren. Lo que me haría más feliz es que en cuatro años más digan que este perico o perica que sucedió a Óscar Landerretche lo hizo incluso mejor que él».

-¿Qué le parece el nombre que suena, Hernán de Solminihac?

«Prefiero no comentar nombres específicos. Hay varias personas que han sido mencionadas, como Hernán (De Solminihac), Jorge Gómez (Collahuasi), Iván Arriagada (AMSA), Joaquín Villarino (Consejo Minero), que los he ido conociendo y tengo una muy buena opinión de varios de ellos. Chile tiene varias personas entre las cuales escoger y también es importante elegir bien a los otros dos directores, porque un presidente de directorio es tan bueno como su directorio».

«Hice e hicimos un trabajo bien hecho»

-¿Qué balance realiza de sus años en Codelco? ¿Cuáles son sus éxitos y en qué tareas fracasó?

«Hay cuatro ejes que logramos y que me hacen decir que hice e hicimos un trabajo bien hecho. No significa que hicimos todo ni que no haya errores, pero entregué mi creatividad, mi inteligencia y mi trabajo, y siento que se lograron cosas».

«Uno: en costos, esta compañía históricamente estaba en el primer cuartil de menores costos y en 2014 estaba 10% por sobre el promedio de la industria en Chile, y eso era inaceptable, porque la tendencia era que esto seguía».

«Dos: en proyectos estructurales, que son vitales para la compañía, se habían ido juntando todos a la vez, y la calidad de la ingeniería y la gestión de los proyectos estaba en cuestión, y había la sensación de que Codelco podría haber mordido más de lo que podía masticar.

«Tres: la deuda. En un período muy corto la deuda pasó de US$ 4 mil millones a US$ 14 mil millones, y esa velocidad era insostenible fiscalmente».

«Cuatro: había un problema con la reputación de Codelco en que el nuevo gobierno corporativo establecido en 2010 nos había dado las herramientas para cambiar prácticas históricas que, sin embargo, estaban en la memoria colectiva del país, como el clientelismo, una frontera muy difusa entre la política y la empresa…».

«Si seguíamos en la dirección de esas cuatro cosas, íbamos a un desfiladero».

-¿Qué implicaba caer por el desfiladero?

«Íbamos a tener una empresa con los costos más altos de la industria, con un nivel de deuda poco sustentable, con cuestionamientos a sus prácticas corporativas y con proyectos que iban a empezar a fallar. Una de las consecuencias habría sido abrir la discusión de si valía la pena que Codelco siguiese siendo estatal, que para mí, como socialista, era importante evitar. Pero incluso para aquellos que ese aspecto no les importa sí era clave evitar ese colapso, porque Codelco es una de las empresas más importantes de Chile y tiene efectos fiscales importantísimos».

-¿Lograron mejorar en esos cuatro ejes?

«Primero, los costos están hoy 10% por debajo del promedio de la industria en Chile; los proyectos están ordenados secuencialmente en el tiempo, y mucho más livianos cada uno de ellos, y ya no estamos prometiendo que vamos a producir 2,5 millones de toneladas de cobre, sino mantenernos en 1,7 millones».

«Segundo, tenemos una cartera de proyectos estructurales creíble y la gestión del primero de ellos que entra (en operación), que es Chuquicamata Subterránea, demuestra que esta cartera es creíble: estamos a la hora, hemos logrado sostener e incluso abaratar el proyecto».

«Tercero, detuvimos la inflación de deuda, que está en un nivel levemente inferior a cómo la recibimos. Y además, y me da un orgullo de tecnócrata ñoño, reestructuramos la deuda y el presidente que venga tendrá un respiro, no tendrá vencimientos encima.

«Cuarto, hicimos una reforma a sus prácticas anticorrupción, que nos ha llevado a ser premiados internacionalmente. En lo concreto, hemos ido bajando las asignaciones directas de 10% a 1%, la mayoría de las licitaciones son abiertas, cuestión que nunca había ocurrido en la historia de Codelco. Tenemos un canal de denuncias que no lo tiene nadie en Chile».

«Adicionalmente, mis regalonas: creamos Codelco Tech para innovación abierta, y lanzamos esta iniciativa para que el cobre de Codelco sea sustentable, trazable, ‘cobre bueno’ o ‘cobre ético’.

-¿En qué falló o le faltó?

«Siento que no avanzamos lo suficiente en la internacionalización de Codelco y en la diversificación en términos de minerales. Creo que ese es el destino de Codelco. Recibimos ofertas de gobiernos para ir a explorar o explotar. Incluso, gobiernos de Asia Central, en África y Centroamérica. Eso abre oportunidades enormes para los proveedores chilenos, los trabajadores… si un minero chileno vive en Concepción y trabaja en Calama, ¿por qué no puede vivir en Concepción y trabajar en otro país?».

-Otro país minero es Perú, ¿sería muy complicado que Codelco invirtiera ahí?

«Sería complicado para un gobierno explicar eso a su población: ‘trajimos estos inversionistas que usan la plata para financiar la defensa de las fronteras’… Es raro. Pero la comunidad minera peruana tiene el mejor concepto de Codelco y esa es una de las razones para eliminar, de una vez por todas, la Ley Reservada».

-¿Ese es otro de sus pendientes?

«Sí. Aunque le pegamos un tarascón a la parte más absurda de la ley, que nos obligaba a endeudarnos para pagar cuando no había utilidades. Creo que ya está bueno, hay que llegar a un esquema de financiamiento para las Fuerzas Armadas que sea distinto. Es un resabio de la Guerra Fría que hoy no tiene ningún sentido».

-El conflicto con Contraloría, ¿afectó los esfuerzos por mejorar la reputación de la empresa?

«Puede ser que eso no nos haya ayudado a mostrar al país todo lo que hemos hecho y a que entiendan los chilenos por qué hemos sido premiados en transparencia y probidad, al mismo tiempo que tenemos estas peloteras locales. Fue un proceso muy desafortunado; y como representante del directorio, durante mucho tiempo intenté llegar a soluciones administrativas y legislativas, y no fue posible. Llegamos al peor escenario, que es la judicialización. Ojalá, a futuro, se pueda volver a un modo de resolver este impasse , que sea más constructivo. Esto se origina por incompletitudes e incoherencias entre los distintos cuerpos legales que gobiernan Codelco. No se puede hacer una reforma como la del 2010 sin visitar el resto de las legislaciones que rigen Codelco».

«No fui quizás suficientemente efectivo en hacerle entender al sistema político que había una oportunidad para mejorar. Fue un conflicto institucional muy ingrato, justo después del atentado además; y debo ser autocrítico, quizás todos debimos haber actuado de otro modo. Ojalá las nuevas autoridades busquen de nuevo todas las soluciones, administrativas, legislativas… Siempre los cambios de gobierno son una oportunidad para refrescar las caras, cambiar el enfoque. Intenten un acuerdo con Contraloría o cambiar la ley y ajustarla, que sería lo más sensato».

-¿Qué costo tuvo para Codelco y en lo personal?

«Fue de más de US$ 110 millones. La incertidumbre afectó el funcionamiento de la empresa y la detuvo. A Pizarro le pasó el fenómeno de la «delegación hacia arriba», lo que se zanjó cuando el directorio lo respaldó totalmente».

«Debemos avanzar hacia una ley de capitalización estructural de Codelco»

-¿Qué le pediría al Presidente Piñera que hiciera por Codelco? ¿Una ley de capitalización, por ejemplo?

«Yo diría que esto no es una pega del Presidente Piñera, me parece una injusticia eso, una patudez. Yo más bien le plantearía a toda la comunidad política, Gobierno y oposición, que con el gobierno corporativo de Codelco, que se estableció el año 2010 ya tenemos suficientes años como para pegarle una nueva mirada. Hay algunos aspectos que pueden ser ajustados y mejorados. El primer aspecto es que sería importante pegarle un ajuste al sistema de nombramiento de Codelco, en que, con la excepción del presidente, creo que debiéramos desacoplar un poco más el gobierno corporativo de Codelco del ciclo político. Porque, a pesar de que en esta pasada, esta que me tocó estar a mí, mucha gente trabajó para que no ocurriera, igual la empresa siente la transición. Y las cosas se aplazan, se ponen más lentas. Los ejecutivos no saben si van a seguir, no saben qué va a pasar, y eso no es bueno».

«Esto se puede evitar si cuando cambia un gobierno el 90% del directorio es el mismo. Porque entonces va a llegar el nuevo presidente, que está bien, puede ser cercano a la administración entrante, pero el directorio le va a decir ‘un momentito, si usted me quiere convencer de que hay que echar al presidente ejecutivo actual, convénzame’. Pero que no sea instantáneo y automático. Es como debiera funcionar una empresa. Esa es una primera ley que hay que ajustar».

«La segunda, hay que darles una mirada a todas las distintas instituciones así como a sus atribuciones, y a las atribuciones de supervisión sobre Codelco. En ningún caso para disminuirlas, sino para clarificarlas y ordenarlas. Y ahí hay muchas».

«Finalmente, el tema del financiamiento de Codelco va a tener que ser enfrentado de una manera más estructural. Debemos avanzar hacia una ley de capitalización estructural de Codelco, lo que significa no que a Codelco se le capitaliza todos los años, ni que Codelco tiene derecho a que se le capitalice en un cierto monto. No, eso no es lo que significa. Lo que significa es que a los bonistas internacionales, los que compran deuda de Codelco, se les presenta una regla por la cual Codelco y el Estado de Chile se comprometen a pagar esa deuda. Esto significa que se establece un mecanismo anticíclico de capitalización en el cual, cuando existen los fondos -o sea, cuando el precio está alto, cuando los excedentes son altos-, haya un compromiso de que una parte de esos excedentes se usarán para pagar la deuda. Me parece a mí que eso es esencial. Y que cuando los excedentes sean bajos, no. Y es fácil establecer una regla de ese estilo».

-¿Es como un balance estructural?

«Ese tipo de regla está en la mejor tradición fiscal y macroeconómica chilena del balance estructural, cuando funcionaba. A Codelco todavía le quedan algunos años de inversión para que entren en línea Chuqui Subte, Nuevo Nivel Mina El Teniente, después Andina, etc., y que se empiece de verdad a pagar la deuda».

«Por lo tanto, generar un mecanismo que haga creíble la responsabilidad con que vamos a manejar el tema de la deuda de Codelco, sería de la mayor importancia, no solo para Codelco, sino para las cuentas fiscales. Más que el Presidente Piñera, que estoy seguro de que conoce estos temas como buen economista que es, creo que es la comunidad de política pública, la gente preocupada de la política económica, la que debiera ver estos tres ajustes, que son súper importantes».

-En el gobierno anterior de Piñera, Codelco se endeudó y no recibió capitalización. ¿Esto no se repetirá?

«El ministro de Hacienda actual nos ha dado una gran señal en los últimos días. Estuvo presente en la junta de accionistas y dio una señal muy alentadora en términos de apoyar el proceso de saneamiento financiero de Codelco. Yo prefiero centrarme en eso, y creo que hay una buena posibilidad de avanzar en continuar con una capitalización».

-Lo único que está comprometido por ley desde el Gobierno es capitalizar este año y el próximo…

«Sí, pero lo hemos dicho muchas veces: es inevitable que Codelco va a requerir al menos una nueva ley, parecida a la actual, entre el 2019 y el 2022. Eso es sí o sí».

-¿También va a necesitar el mismo orden de capitalización, de US$ 4.000 millones?

«Probablemente, de ese orden de magnitud. Las cosas se van a ajustar, pero yo hasta el momento he visto las mejores señales de parte de los dos ministros que componen la junta de accionista, que asisten a la junta de accionistas representando al Presidente. Y quiero decir que yo también soy un macroeconomista y entiendo perfectamente bien todas las restricciones que enfrenta un ministro. Por eso es que yo recomiendo una ley de capitalización anticíclica, que lo que implica no es pagar ahora, sino pagar cuando hay muchos excedentes».

«Intenten un acuerdo con Contraloría o cambiar la ley y ajustarla, que sería lo más sensato».

«No avanzamos lo suficiente en la internacionalización de Codelco y en la diversificación en términos de minerales. Creo que ese es el destino de Codelco».

«Creo que ya está bueno, hay que llegar a un esquema de financiamiento para las Fuerzas Armadas que sea distinto. Es un resabio de la Guerra Fría que hoy no tiene ningún sentido».

( ElMercurio)

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