«Parece una clínica», comenta un miembro de una delegación chilena que visita Berna, la capital de Suiza, para conocer experiencias sobre generación sustentable de energía.

El grupo recorre la central Forsthaus, que procesa basura domiciliaria. Antes, los desechos fueron «descremados» por los vecinos, que apartan todo lo reciclable. Mientras ese servicio es gratuito, botar basura no reutilizable cuesta dinero.

Aquí la queman, y a partir de esa combustión envían calefacción, vapor, agua caliente y hasta electricidad a barrios cercanos.

Berna (150 mil habitantes, fundada en 1191) funciona así, porque su gobierno decidió convertirla en una comuna energética, donde todo se usa para producir energías renovables.

Encabezada por el subsecretario de Vivienda, Iván Leonhardt, y el alcalde de Temuco, Miguel Becker, la delegación chilena llegó como parte de una cooperación que incluye a los ministerios de Energía y Medio Ambiente y a los municipios de Coyhaique, Temuco, Vitacura y Renca.

El grupo conoció cómo se produce energía a partir de la basura, de las aguas servidas, de las diferencias de temperatura entre empresas y hasta del estiércol del ganado.

El alcalde de Berna, Alec von Graffenried, apunta al largo plazo: «Invertir en energías renovables es una gran oportunidad para el futuro. Cuando lo hacemos, no solo hacemos algo por el medio ambiente, sino también por la innovación tecnológica, lo que abre grandes oportunidades de negocio».

( El Mercurio)